Pérez Galdós

Ya vimos en el artículo anterior (El año de Galdós) que cuando llega la Restauración, Galdós se distancia de la política para dedicarse a la Literatura. Sin embargo en los años ochenta, Galdós se acerca al partido de Sagasta, que era el más progresista de los dos partidos (el otro, el de Cánovas era el más conservador) y dónde era muy bien recibido, por su forma de escribir y su forma democrática de pensar. José Ferreras antiguo amigo suyo que le había proporcionado trabajo en la Revista de España, y que se vió reflejado en los Episodios Nacionales como hombre inteligente, ponderado y conciliador, lo que le sirvió para ser asesor de Sagasta, pues bien este José Ferreras, ofreció a Galdós ser diputado en el Parlamento. Galdós pensaba más en republicano, pero esta idea estaba bastante fragmentada entre Castelar, Pi y Margall y Ruiz Zorrilla principalmente, lo que rechazaba Galdós. Por ello, se sintió abierto al esfuerzo democrático que estaba realizando el Gobierno y aceptó la proposición, pese a sus ideas de retirarse de la política.

En ese momento acababa de fallecer Alfonso XII y llegaba como Regente María Cristina, madre de Alfonso XIII, debido a la poca edad del futuro monarca.

Ese momento de incertidumbre también influyó en Galdós para tomar su decisión de volver al Congreso de Diputados. El 4 de abril de 1886 se celebran elecciones y Galdós sale diputado por el distrito de Guayama, en Puerto Rico (que nunca visitó), por el Partido Liberal de Sagasta y apoyado, como se ha dicho, por su amigo Ferreras. Esta función se prolongó hasta 1890. En ese período amplió sus conocimientos en el Parlamento, llegando a citarlo como su escuela, por lo que había aprendido.

Sus ideas democráticas, republicanas y laicas le impidieron entrar en la Real Academia Española por la feroz oposición de los conservadores de la Academia, Cánovas, Pidal y el general Pezuela. Desde 1887 hasta 1889, pese a sucesivas bajas por fallecimiento de los titulares, no se le permitió acceder a esta Academia. Al fin, el 13 de junio de 1889, se consigue el voto unánime de los académicos, que se convencieron de la valía del escritor. El acto de ingreso oficial, con lectura de discursos, se hizo el 7 de febrero de 1897, y hay que destacar el buen discurso de contestación que le hizo Menéndez Pelayo, que aunque rival político, gran conservador, también era amigo en sus momentos comunes en Santander. En el discurso, elogió a Galdós y su obra, sobre todo por reflejar la realidad española de entonces y puso de manifiesto la amistad que le unía a Galdós, pese a sus diferencias culturales y políticas.

Cuando Galdós comienza la quinta y última serie de los Episodios Nacionales, en los que se refiere a la época de la Gloriosa, la primera República, los golpes militares de Pavía y Martínez Campos y la Restauración de los Borbones, es decir todo lo que en este momento estamos tratando, período que va desde 1868 a 1881, refleja claramente a través del personaje protagonista, aspectos de su pensamiento y de sus ideas republicanas. Así citaremos un párrafo de Amadeo I , que lo aclara muy bien:

… Libertad de cultos, Enseñanza laica. Derechos inalienables, imprescriptibles. Igualdad social, Reparto equitativo del bienestar humano, Supresión del voto de castidad, Desamortización de las conciencias, Ejército cívico, Autonomía municipal y provincial. Fuera títulos de nobleza, fuera cruces y calvarios… No más penas de muerte; no más quintas; no más frailes; no más gandules presupuestívoros; no más colmenas para zánganos administrativos.

En realidad, lo que me parece es que este párrafo no era solamente una reivindicación de aquella época, sino que como se escribió entre 1907 y 1912, era un se lo digo a Pedro para que me entienda Juan, y sus lectores de ese momento debían de aplicarse por cumplir esos mismos derechos, cosa que no sucedió hasta 1931, es decir en la Segunda República, con resultado escaso, debido a la posterior guerra civil, que nos retornó a la más dura dictadura.

Teniendo en cuenta, como ya expresamos claramente en el artículo anterior, que el proyecto de Prim, trasladado a la Constitución de 1869, después de la Revolución Gloriosa , influye poderosamente en el pensamiento de Galdós, y era referente necesario para la modernización de España.

En 1903 se relanza Unión Republicana, cuyo programa mínimo se basa en la Constitución de 1869. Los republicanos obtienes buenos votos en Madrid (60%) y a partir de aquí salen a relucir dos republicanismos: uno moderado de Melquíades Álvarez y otro radical liderado por Alejandro Lerroux, más orientado a la vía revolucionaria.

En este contexto, se pensó que Galdós podía favorecer la unión de los republicanos e incluso aumentar sus resultados electorales. Galdós se lo piensa, por un lado el programa republicano está en la línea de los mismos problemas que forman el pensamiento de Galdós, pero por otro lado se da cuenta de que esto le afectará personalmente, con posibles consecuencias (una de ellas fue la denegación del Nobel). Ya lo había vivido en su elección a la Academia.

Estamos ya en 1907, año crucial para el futuro de Galdós. Antonio Maura en el poder y Juan de la Cierva como Ministro de Gobernación (Interior), es decir una política conservadora y favorable a la Iglesia. El 6 de abril de 1907, Galdós se decide y anuncia su compromiso con la candidatura republicana por Madrid, para acceder al Congreso de los Diputados.

Fruto de esa campaña electoral es un discurso en el casino de Pontejos de Madrid, el 18 de abril, ante los republicanos de la capital, en el que se pone de manifiesto su laicismo, su apoyo a la cultura y a la democracia y sus ataques a un régimen que se había entregado a la reacción.

En las elecciones del 21 de abril, con quejas por parte de liberales y republicanos de fraude electoral por el ministro de la Cierva, Galdós queda por debajo del candidato conservador en la circunscripción de Madrid, pero obtiene plaza de diputado.

Esta etapa de activismo republicano se destaca porque entre 1907 y 1912, su casa (San Quintín) en Santander, es un hervidero de reuniones con dirigentes politicos como Melquíades Álvarez, Pablo Iglesias, Álvaro de Albornoz, Rodrigo Soriano y el conde de Romanones. Conviene citar el caso de José Estrañi, director del periódico El Cantábrico que guardó una estrecha amistad con Galdós, compartiendo las mismas ideas republicanas y laicas. Santander ocupó un gran sitio en la vida de Galdós. Escogido como descanso veraniego, la bonhomía de nuestro escritor hizo que tuviera una relación no sólo con políticos de su tendencia, sino también con escritores como Pereda y Menéndez Pelayo, que con grandes diferencias de criterio por su posición conservadora, no restaron un ápice de su amistad con nuestro personaje. Sus ideas democráticas llevadas hasta el ámbito de la amistad y de la relación humana, fue una de sus grandes virtudes.

Galdós observa este proceso y quiere participar en la unión de republicanos y socialistas, que movilizó a una gran parte de la sociedad española, clases medias y trabajadoras, por la democracia, la educación publica y los derechos laborales.

En 1908 se inició en Santander, por el bloque liberal con los progresistas, los socialistas y los republicanos, una campaña de mítines con la censura al Gobierno por su política manifiestamente contraria a los intereses del pueblo. Galdós apoyó esta alianza que tenía por fin salvaguardar los principios democráticos.

Históricamente debemos situarnos en estos años, que indudablemente influyeron en el pensamiento de Galdós. La guerra con Marruecos (segunda) y su derivación en la Semana Trágica de Barcelona (1909). Ya que debido al embarque de las quintas en el puerto de Barcelona estallaron los focos revolucionarios en la ciudad, con las barricadas, y las ejecuciones posteriores, con la principal de Ferrer y Guardia, que no había tenido nada que ver. El asesinato de Canalejas en la Puerta del Sol de Madrid, en 1912, la huelga del 1917 que provocó “la descomposición final del régimen”(Casanova y Carlos Gil). Ante estos acontecimientos Galdós desplegó una labor intensa periodística y política, con la negativa tajante a la represión y la guerra.

Precisamente tras el verano de 1909, se establecen las bases para una Conjunción Republicano-Socialista, que designó a Galdós presidente.

Para esta unidad tuvo bastante importancia la relación que tuvo Galdós con Pablo Iglesias, viéndose frecuentemente y llevando a cabo las labores de la dirección en las diferentes actividades políticas de la Conjunción, lo que propició los resultados positivos en las elecciones municipales del 12 de diciembre, dónde Republicanos y Socialistas consiguieron en las grandes ciudades, un acceso al poder de los Ayuntamientos.

El año siguiente, 1910, Galdós participó con fuerza en la política republicana, participando en mítines, como el de Valladolid del 27 de marzo, en el que denunció una vez más al Gobierno y su política conservadora y corrupta, su manipulación en las elecciones y la lucha por un cambio democrático siguiendo el ejemplo de los comuneros de Juana de Castilla.

Canalejas en abril, el día 14 (parece que esta fecha marca de una forma peculiar, la historia de nuestro país; en efecto el 14 de abril de 1931 se establece la Segunda República, coincidencias históricas) disuelve las Cortes y convoca elecciones. El último día de abril se presenta en Madrid el programa de la Conjunción Republicana Socialista, y en un gran mítin, en el que intervienen el propio Galdós y Pablo Iglesias, entre otros, se habló de la importancia de la unidad de la izquierda, y se marcaron las líneas conjuntas suscritas: amnistía de presos, revisión de procesos de la Semana Trágica, servicio militar obligatorio, libertad de enseñanza, etc., etc.

El resultado de las elecciones fue un éxito en las grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao, Sevilla, para la Conjunción, que llevó a celebrar un mitin en Madrid, el 15 de mayo, para celebrar la victoria electoral, dónde Galdós anunció la caída del sentimiento monárquico.

El 21 de junio, Galdós hace unas declaraciones en la revista Por Esos Mundos, que fueron muy comentadas. Se destacó en ella la ejemplaridad de Galdós por su dedicación a la política como si fuera un joven de 20 años, y por su firme compromiso con las ideas. Aprovechó en la entrevista para quejarse de las diferencias en ciertos dirigentes republicanos, que hacían peligrar todo el trabajo que se realizaba.

En su episodio La primera República (1911) ya se criticaba las diferentes rivalidades de los dirigentes republicanos, así como la ausencia de realismo político. Y a su juicio el cantonalismo fue un gran error republicano grave. Ya hemos citado que Galdós era un pacifista que rechazaba la violencia, como uno de sus principales principios.

Con motivo de la guerra de Marruecos, en 1911, Galdós siempre se mostró partidario de la paz y en la revista España Nueva, hizo constar que el progreso de las naciones no venía de la lucha armada, sino de la lucha en la escuela y el taller, en lo hondo de las minas y en las regiones donde “el pensamiento se ilumina con la luz de la ciencia”.

Lo que Galdós temía, la fracturación del republicanismo, ocurrió el 12 de junio, dónde la división citada de los republicanos provocó la separación de la Conjunción, unido a problemas de salud, hace que Galdós tome la resolución (23 de octubre de 1911) de abandonar la política activa y dedicarse a la producción literaria.

En 1912, que fue el año del asesinato de Canalejas (12 de noviembre en la Puerta del Sol por el anarquista Pardiñas), se formó el Partido Reformista con los integrantes del republicanismo moderado. Su amistad con Melquíades Álvarez hizo que apoyara a esta nueva formación, debido también a que su programa estaba muy próximo a lo que Galdós había apoyado y defendido siempre, un planteamiento progresista y modernizador. Así a Galdós le ofrecieron la presidencia de Honor que ocupó el 28 de julio en Santander. Y Galdós apoyó de forma testimonial la configuración del partido, pero destacó unos meses más tarde que seguiría consagrado a la creación literaria, ratificando su compromiso con la libertad de conciencia, los derechos humanos y la democracia (citado por El Liberal).

En esta etapa de vaivenes entre la política y la creación literaria, en mayo de 1914, decide presentarse a las elecciones generales por el distrito de Las Palmas de Gran Canaria, es decir su ciudad natal, última oportunidad de defender sus ideas. Obtuvo el 70% de los votos, y salió elegido diputado. Esto motivó que los consevadores dejaran de apoyar su Homenaje Nacional ya que criticaron la actividad política de Galdós.

En el año 1916, dictó sus Memorias a petición de la revista La Esfera. Esto era consecuencia de su escasa visión, por lo que toda publicación era dictada, ya que se veía impedido a escribir. Se llamaron Memorias de un desmemoriado, y muchos de los hechos que hemos contado aquí, estaban reflejados en ellas. El relato biográfico llega hasta 1901.

En 1914 comienza la Primera Guerra Europea. España se declara neutral, y las opiniones políticas se establecen entre germanófilos y aliadófilos. Se funda la Liga Antigermánica, y Galdós enemigo de la guerra, firma el Manifiesto de esa Liga, dado a conocer el 18 de enero de 1917, por la revista España. Debido a su posición, la Liga le elige Presidente de Honor por unanimidad, el 18 de febrero del mismo año. La revista La Esfera destacaría el compromiso de Galdós que a pesar de su salud, seguía compareciendo en actos públicos para defender las libertades cívicas.

En 1918, se abrió una suscripción popular para que el escultor Victorio Macho, que era también amigo de Galdós, realizara una escultura de nuestro escritor. Se ubicó en el Retiro, dónde todavía continúa, y se inauguró el 20 de enero de 1919, al lado del paseo de Coches (hoy peatonal).

El 13 de octubre de 1919 sufrió una recaída de su salud que le llevó a un proceso irreversible, y en la madrugada del 4 de enero de 1920, a las tres y media de la madrugada, expiró.

El Socialista escribió que “D. Benito no era solamente un genio de la Literatura, no era sólo el novelista y el dramaturgo, era un gran corazón, era un alma siempre dispuesta a acoger los grandes ideales de justicia y de libertad… fue siempre un gran trabajador que puso siempre sus facultades al servicio de la elevación moral del pueblo”.

Ante las disgresiones de que todo esto está muy bien, pero eran cosas de siglos pasados, nuestro biógrafo e historiador, Francisco Cánovas Sánchez nos recuerda que “las ideas y los valores que Galdós defendió en los libros, la tribuna y los periódicos están plenamente vigentes. La tolerancia, la democracia, la justicia, el laicismo, la emancipación de la mujer, la crítica de la corrupción y la exigencia de políticos honestos continúan siendo hoy prioridades para construir una sociedad más habitable y más digna. Por ello, Galdós es contemporáneo nuestro.”

Estos dos artículos no se hubieran podido llevar a cabo sin la ayuda de los siguientes libros:
  • Vida, Obra y Compromiso de Benito Pérez Galdós, de Francisco Cánovas Sánchez. Alianza Editorial 2019 Madrid.
  • Memorias de un desmemoriado y algunos tomos de los Episodios Nacionales. Benito Perez Galdós. Varias editoriales.
  • Estamos muy agradecidos a D. Francisco Canóvas por su obra, reflejada más arriba, que nos aporta datos hasta ahora poco conocidos de Galdós.

Dejar una respuesta