Desde hace seis años estamos atravesando una crisis social y económica muy profunda, tenemos un 26 % de la población activa en paro y continúan los despidos, tenemos una juventud bien preparada sin futuro que se ve obligada a emigrar, es su única salida, desde hace años se están bajando los salarios, ahora también bajarán las pensiones, y según el último informe de Cáritas hay 3 millones de personas en situación de pobreza severa, la renta per cápita ha descendido un 11 % entre 2006 y 2011.

Pero hay más, hay una profunda crisis de credibilidad en los partidos políticos, algunos de ellos, no todos, envueltos en interminables tramas de corrupción de millones que también salpican a empresarios.

Se ha perdido la veracidad de la palabra. Se miente sistemáticamente, se niega lo evidente, se falsean los datos y no pasa nada, nos estamos acostumbrando a la mentira.

Pero ahora resulta que el Presidente del Gobierno y otras respetables personalidades nos están repitiendo cada día que ya estamos en el proceso de recuperación económica, que los índices macroeconómicos son positivos, que estamos superando la situación.

Por otra parte, un banquero, también respetado, nos dice que el dinero está fluyendo a España, que están invirtiendo en todo. La bolsa sube.

El problema está en que los que no somos economistas no entendemos nada y lo único que percibimos es que se continúa despidiendo a miles de trabajadores, que mi amigo arquitecto va a marchar a Alemania para intentar encontrar trabajo, que los pocos contratos que se firman son temporales y con sueldos inferiores a los de hace un año, que se está privatizando la sanidad y la enseñanza pública, que se están recortando las prestaciones sociales que todavía quedan y que no se conceden créditos en ninguna parte aunque el dinero fluya a España. Lo único que sabemos es que los ricos cada día son más ricos, que hay más millonarios en España.

Reivindico un mínimo de ética colectiva, reivindico recuperar la veracidad de la palabra, pido que me expliquen por qué se están amasando fortunas en medio de una crisis que nos está empobreciendo a todos.

Creo que ha llegado la hora de hacer una reflexión colectiva sobre la situación, analizar los posibles fallos de las directrices que se están tomando y plantear una alternativa, plantear profundas medidas correctoras. Las crisis son el momento oportuno para hacer una reflexión sosegada, sin apasionamiento, para determinar las causas que ocasionan los desequilibrios y superar la situación.