Con la música del “Himno de la Alegría” comenzaba el sábado en la plaza de España, la manifestación convocada por la Plataforma Estatal de Organizaciones de Familiares, y Usuarios de Residencias para Mayores y para Personas Discapacitadas. Existía la esperanza de que al final de la pandemia se tomarían medidas sobre la situación de las residencias de mayores, pero el acuerdo de junio entre Gobierno y CCAA solo representa una ligera mejoría en el modelo actual, que no es suficiente para dar una vida digna a los ancianos en sus últimos años. Los manifestantes comentaban que sus mayores están abandonados por las instituciones y así lo manifestaban en su marcha por la Gran Vía hasta alcanzar Callao.

El rechazo al actual modelo de residencias se hizo patente en pancartas y eslóganes: “Residencias públicas, al familiar se le quiere marginar”. “Otros ratios, más personal y menos negocio”. “Juzgado y fiscalía series viejos un día”, y “Ayuso dimisión”, que era el más coreado.

A mitad de la Gran Vía se leyó un poema de J.M. Serrat escrito para la ocasión: “Tras una larga vida de trabajo, después de haberse dejado la piel en el camino, un buen día, descubrimos en el espejo a un viejo que, abatido y resignado, nos contempla. Si fuesen poniendo luces en el camino, a medida que el corazón se acobarda, y los ángeles de la guarda diesen señales de vida, quizá llegar a viejo sería todo un progreso, un buen remate, un final con beso. Si no estuviese tan oscuro a la vuelta de la esquina o, simplemente, si todos entendiésemos que todos llevamos un viejo encima».

En la Plaza del Callao, la periodista Rosa María Artal leyó un manifiesto titulado ‘Basta Ya’, en el que enumeró las medidas que reclama la Plataforma a las comunidades autónomas: asistencia sanitaria pública, más personal, fin a las macro residencias, mejora de las condiciones de trabajo, modificación de los ratios existentes, más centros socio sanitarios públicos, implicación de las familias en la toma de decisiones en las residencias. El modelo actual de residencias en las que se dan situaciones humillantes, y cuyo objetivo es el mercantil es un modelo caduco e impropio de una sociedad avanzada.

La reivindicación se trasladó a la pandemia para conocer la verdad de lo que ocurrió en las residencias. Se pidió que la fiscalía actúe e investigue y si hay delito asignar responsabilidades a quien las tuviese. Se recordó que en las residencias fallecieron 20.000 personas según los datos oficiales, las organizaciones estiman que fueron 32.000 en los peores meses de la crisis sanitaria. Se pedía justicia, depuración de responsabilidad, dignidad y derechos humanos. Han pasado 30 meses y la justicia no ha dado ni un paso para saber lo ocurrido en estos centros.

El acto que marcó el comienzo de movilizaciones para cambiar las residencias para ancianos y personas discapacitadas, acabó con la exigencia de saber la Verdad, impartir Justicia y obtener Reparación, porque como se repetía con energía y convicción no hay fuerzas para rendirse. Un minuto de silencio precedió a “El cant des occels” que puso el punto final al acto.

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