La vida está hecha de materiales diversos, más o menos encajados entre sí. El material de los hechos brutos que nunca son simples sino que esconden una complejidad enriquecedora. El material de lo sencillo,de las cosas elementales de la vida como el amor, la salud y el sosiego. El material de la intimidad y del mundo interior, de la reflexión personal y el goce de lo bello y lo profundo. El material de la comunicación y de la amistad. Y tantos otros materiales, sencillos y nobles, con los que elaboramos el tejido de nuestra vida.

Sobre estos materiales puede acecharnos el fantasma de la monotonía, degradándolos en su calidad. Nos acosa la sombra de la rutina y de la repetición inerte, la falta de vida y de aliento, la carencia de energía. Esta disminución puede combatirse con el empeño de una voluntad creativa y mantenida a lo largo del tiempo, para no convertir en bostezo las bellas palabas ni hacer del silencio un ruido sostenido e insoportable. Y lograr que cada día florezca la belleza en nuestra prosa cotidiana.

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