Había quedado con Merche, en la churrería de siempre. Mientras subía la cuesta de López de Hoyos y pensaba lo bien que nos vendría unos patinetes que nos subieran y bajaran la cuesta, por cortesía de la Junta Municipal, porque la cuesta dichosa divide el barrio, no lo neguemos.

Llegué y allí estaba ella, sentada como una reinona, a la espera de su chocolate y su ración de churros.

Nos dimos tres toques de codo, pedí a Oscar mi cortado con porra y comenzamos a charlar, primero tocaba halagarnos sobre lo bien que nos había sentado el confinamiento a nuestros robustos cuerpos y la cantidad de confinamientos que teníamos pendientes por obra y gracia de tanto capitidisminuido integral e integrado. Luego hablamos sobre el orbicular de los ojos, que era tan expresivo como antes y seguimos con nuestra broma de siempre. Merche, compartía banco en el cole, en aquellos años 50, donde reinaba la separación de sexos, más o menos como lo que intentan hacer ahora, bueno, pues en aquellos entonces, Merche me admiraba, era su líder, porque fue mi angelito. Sí, cuando me tocó hacer la primera comunión ella hizo de mi angelito, desde entonces me quiere y me respeta mucho.

-Lo que es la vida, tantos años juntos, chupando banco y catecismo juntos, que solo nos separaban las clases de labores, que vosotros no hacíais, y ahora tú en Madrid y yo en Boadilla del Monte.

-Tampoco es tan distinto, nuestros ayuntamientos son del mismo humor y tienen los mismos humos, solo que tu tienes más campillo, Merche, y menos contaminación, porque sois menos.

-Y tardo seis rosarios en llegar hasta Avenida de América.

-Y yo agradezco tu deferencia, las angelitas siempre atentas a los comulgantes.

-¿Entonces, ya eres un asimilado y comulgas con lo que te echen?

-Tampoco es eso, mujer, intento ver el juego desde la mesa de enfrente. Antes estaría nervioso por ver si al fin iba a llegar la transición de verdad y nos íbamos a quitar la rémora del innombrable, pero ahora veo como, poco a poco, sin prisa, para que nos vayamos acostumbrando al hecho de la existencia de comisiones y consejos, en todos los sitios y desde todas partes, para que sigamos viendo como se reparten la tarta y las velas los de siempre.

-¿Las pelas?

– ¡Velas! Esas también, pero ya lo escribía Galdós, hace un siglo, sobre lo que ocurría hace dos siglos.

-Es decir, que te has vuelto euroescéptico.

-No, mujer, de ninguna manera, si acaso universoesceptico. Ya no me creo ni lo de la ley de la gravedad. ¿Por qué se llama ley de la gravedad? Porque a uno se le ocurrió ponerle ese nombre, si se le hubiera ocurrido ponerle ley de la sanidad, lo mismo ahora las residencias funcionarían de miedo, que no de espanto.

-Hablando de residencias, a mi amigo y vecino Miguel, el actor…

-No sé, ¿de quién se trata?

-Miguel Rellán, dice que de buena se ha librado por seguir en activo y no estar en una residencia, dice que llegó al hospital sin sentido y que tras cinco hermosas semanas, salió de allí como un chaval, recuperado por completo y a punto de estrenarse como director en El Español, pero diciéndonos a todos, lo mal que se pasa tumbado boca abajo constantemente, metiéndote aire por un tubo e inconsciente por la sedación.

-¡No sigas, que me pones las canas de punta! Entre lo del bichovirus y el desmorone de la cultura, hace que me escueza hasta la vida.

-Hay que ver otros países, como han dado ayudas a la cultura, que en España es el 3,2% de PIB, pero que debe ser de más interés dárselo solo al automóvil, al menos contamina más y así se agiliza la sanidad privada.

-No sigas por ahí, que además de escocido voy a terminar ulcerado.

-Hablando de eso de las úlceras, en tu conversación con Julián, el otro día, cuando presentaste el libro, se cometió un error. No fue el embajador inglés a San Sebastián para hablar con el regente y caudillo, fue al Pazo de Meirás, el que la justicia ha dicho que es del Estado y no de la familia del regente.

-Pues menuda metedura de pata, imagínate… No es lo mismo que le insten, a no vender wolframio al eje y le amenacen con dar un golpe de Estado si lo sigue vendiendo a los alemanes, en el País Vasco que en la Comunidad Galega.

Es lo que nos ocurre a los mayores, se nos retuercen las ideas y se hacen ideotas a poco que las alimentemos.

-Pues os pasará como a tantos otros, me decía un amigo el otro día: Me parece muy bien que se gasten todo el parné en servicios sociales, pero si no hay nada de ayudas para la industria del espectáculo, entremos los creadores en posición hambre y engrosaremos las filas de los servicios sociales.

-Si ayudas a los que no tienen y no les das posibilidades de que usen la caña para pescar, pues tenemos servida en bandeja de plata la tan ansiada caridad cristiana y tiramos por la borda eso de los derechos sociales. ¡Que sería de nosotros sin caridad y solo con justicia y equidad!

-No sabríamos vivir. ¡Moja, moja el churro que se te enfría!

-Y hablando de servicios y vicios, ¿cómo sigue el tema de las residencias de mayores? Para mí que no han arreglado nada y siguen sin estar preparados para la siguiente ola que nos está llegando a toda prisa en forma de tsunami.

-¡Calla y sigue comiendo!, me dan pampurrias retrosomáticas, solo de pensar en la crecida del bichovirus ese.

-Flato neuronal me da a mí el pensar lo que nos vuelve, Merche.

-Para mí, que el problema está, como dicen los expertos de Médicos sin Fronteras y otros muchos, en el modelo de residencias. Ahora son centros de recogida o acogida, según se mire o entienda, sin que se ofrezcan los necesarios servicios socio-sanitarios a los residentes. Consecuencias: Se estima que el 69% de los fallecidos son mayores de residencias, según cifras del Ministerio de Sanidad.

-Eso nos aclara que estamos con el “culo al aire”, que las residencias no tienen capacidad de respuesta ni la sanidad pública capacidad de acogida/recogida. Atención Primaria, que ahora se debería denominar: Atención de Lujo, lo mismo que Urgencias, que son consideradas las puertas de entrada de la sanidad y la primera acción social para la mejora de nuestras enfermedades y males corporales, se encuentran en una situación absurda, lamentable y al borde de caos. Los pacientes haciendo cola en la calle, los cierres de algunos Centros de Salud, medio echados, el personal sale a la calle a entregar informes, resultados de analíticas, etc., mientras se agolpan en la entrada los pacientes, pacientes. Los médicos hablan por teléfono con los enfermos, pero no saben por donde van los procesos, hace falta mirar, escuchar, ver al paciente, pero muchos ni siquiera saben, quieren o pueden entrar en el programa Orus, para conocer los resultados de las analíticas, cuando hay un proceso que requiere una atención inmediata. No son capaces de remitir los resultados de los análisis por pantalla, de ordenador o móvil, hay que ir a los centros y esperar a no contagiarse mientras te dan los resultados en papel. Los trabajadores no tienen pantalla de separación en los mostradores de atención al paciente, a pesar de haberse solicitado hace más de 20 años, las médicas y enfermeros, no tienen pantallas en su consultas. Los servicios de limpieza no han aumentado, de tal forma que cada hora se limpien las consultas, porque no es necesario, no se ven pacientes, hay un alboroto cuando un ciudadano pocho pasa al médico, le acompañan dos personas del centro de salud, para que no se desoriente el paciente.
Y en las residencias pasa lo mismo, no hay formación, información ni personal.

-Eso nos demuestra que el sistema sanitario está colapsado, al menos en Madrid: Primaria perdida, Urgencias sin espacio ni profesionales, UCIS sin medios, todos con ausencia de Equipos de Protección individual y colectiva y las residencias de acogida/recogida del mayor en la niebla, ellas, en su mayoría no estaban preparadas para ofrecer salud ni protegidas para evitar enfermedad; solo buenos consejos, amistad y manualidades.

-Como diría el desaparecido Cuerda en “Amanece que no es poco” en estos momentos: Faltan Planes de contingencia. Prevenir la posibilidad de que algo pueda ocurrir. En otras palabras, los planes del “por si acaso”, en este momento ante la llegada del nuevo brote del bichovirus, con el fin primordial de estar enterados de la “hoja de ruta” del virus, y en el momento que quiera hacerse fuerte, darle el palo y cortarle el ataque.

-Creo que estamos en una comunidad de ilusos, para mí que están todos esperando a la vacuna; los unos porque los laboratorios farmacéuticos les ayudaran a completar la paga y los otros, la oposición, porque no saben por donde empezar. Mientras tanto, ONG´s y Sindicatos, planes de gestión y de prevención, probados, aprobados y avaluados hace más de 10 años, no les sirven a nadie. Insólito.

-Te doy la razón Merche, la oposición no está por la labor de informarse de aquellos que saben. Están todos acogidos al “sinsentido 2.0, modelo premium”

No se trabaja para que en las residencias existan espacios para visitas, el control de la infección en los centros de mayores, los contactos con y de los profesionales…

Pero lo malo de este paroxismo es que, a los que saben de esto ni se les menciona. ¿Para qué? A Médicos sin Fronteras, no se le ha permitido ni apoyar para que, ellos que pasan sus vidas en comarcas de África, llenas de virus como el ébola, puedan decir como gestionar nuestro problema, ellos podrían haber mostrado como diseñar los circuitos, crear planes y protocolos de cada situación, en cada espacio. Desarrollar la sensibilización y capacitación sobre protección y control de la infección, uso y necesidades de los Equipos de Protección Individual y colectiva, la tan necesaria formación e información, evaluación de las necesidades y de las medidas puestas en marcha, el readaptarlas al momento… hasta algo que, desafortunadamente no se supo dar; el trato y cuidados dignos y el refuerzo de la autonomía del paciente.

-Nadie hizo caso a los que sabían y quisieron abordar la situación sin la debida prevención, sin escuchar a los sindicatos, que pedían reforzar las puertas de entrada a la sanidad: A.P. y Urgencias. Otro tema trágico es la derivación de los ancianos de las residencias a los hospitales y la escabrosa insuficiencia de las residencias en cuanto a EPI, protocolos de actuación y formación para su uso. Hubo una ausencia total de liderazgo en cuanto a los protocolos que había que tomar al final de una vida y con los familiares. La incapacidad y el retraso en el diagnóstico en muchos casos, al igual que la inacción, en algunas residencias ante la falta de recursos, formales.

En una palabra Merche: Las residencias están en un déficit de recursos técnicos, de gestión y liderazgo y por supuesto los humanos.

-Un déficit, tanto en la formación de los trabajadores como en la información y comunicación con los familiares.

-Y volvemos a la pregunta: ¿Seguirán las cosas como hace unos meses?

-Pues no lo sé, me temo que en la mayor parte de los asuntos sí. No olvidemos que las residencias de acogida/recogida están en el mercado para satisfacer a los accionistas y capitales del Reino Unido, España, Canadá, etc. El usuario es algo que proporciona el aumento del valor de las acciones, pero si faltan, no pasa nada, ya vendrán otros.
A la sociedad llevan años preparándola para el uso y abuso de las residencias.

-Pues sería cuestión de que pensáramos en montar una. Al menos estaríamos en la nuestra, Merche.

-Mejor contratar a alguien que nos cuide en casa. Así no nos impedirá nadie el ir a un hospital. Además, yo siempre seré “tu angelita”, aunque ya no comulgas con nada.

-Ahora, con “ruedas de molino”, las que impone la experiencia privatizadora de nuestra ya frustrada Comunidad de Madrid.
¡Venga, termina de tomarte el café, que tengo que volver a mi pueblo! Tengo que preparar la comida a mi padre con casi cien años ¿Me acompañas al metro?

-¡Vale, angelita!

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