Desde hace tiempo se están reuniendo los delegados de los Estados Unidos y de la Unión Europea (UE) con los lobbys de los grandes grupos financieros y empresariales para elaborar el tratado de libre comercio e inversiones, el Tratado TTIP (sus siglas en inglés). Las reuniones se celebran con la máxima discreción, en secreto, y las informaciones que nos van llegando son meras filtraciones, filtraciones suficientemente amplias para ocasionar una gran alarma social.

El Tratado pretende disminuir sensiblemente los aranceles aduaneros que actualmente ya son muy bajos con estados Unidos y homologar la reglamentación europea con la americana para facilitar el libre comercio y las transacciones financieras. La reglamentación de la UE es mucho más estricta en muchos aspectos.

Va a afectar profundamente a la industria y a la agricultura españolas que se verán avasalladas por los grandes grupos industriales y por las grandes explotaciones agrícolas americanas. Puede significar el fin de la pequeña y mediana industria española y el fin de la mayoría de las explotaciones agrícolas.

Se van a disminuir sensiblemente los controles sanitarios de los productos alimenticios dando vía libre a los transgénicos y al tratamiento del ganado con hormonas para su engorde, se van a suprimir muchas de las actuales exigencias para el etiquetado de los alimentos.

Se van a eliminar muchas regulaciones de protección medioambiental. La técnica del fracking para la extracción petrolera no tendrá restricciones.

Los controles sanitarios para la introducción de los nuevos medicamentos serán menos rigurosos.

Se impulsará la privatización de todos los servicios, de la sanidad, de la educación, del suministro de agua potable.

La legislación laboral y los sindicatos  sufrirán un duro golpe.

La relación de los distintos sectores que pueden verse seriamente afectados es muy extensa. Últimamente todos hemos recibido amplia información sobre las consecuencias del Tratado.

Pero hay otro aspecto muy importante que se comenta poco, la pérdida de soberanía nacional.

Desde hace años España está perdiendo soberanía, los distintos gobiernos han ido haciendo cesiones de sus competencias a organizaciones supranacionales. El primer paso importante fue el Tratado de Maastricht del año 1992, y más tarde el Tratado de Lisboa de 2007 presentado por algunos partidos como un gran avance.

Estos tratados fueron cesiones de las competencias del Estado a la UE, una compleja organización en la que los cauces de participación democrática son poco transparentes, como se ha denunciado en reiteradas ocasiones, y que está dominado por la ideología neoliberal pura y dura.

El Tratado que se está preparando en secreto, sin ninguna intervención democrática, será una nueva cesión de competencias pero esta vez a los grandes grupos financieros y empresariales.

Si se llegara a aprobar quizás se tendría que revisar la Constitución para adaptarla a la nueva reglamentación y cuando el gobierno que fuere pretendiera presentar una ley o una disposición importante tendría que pedir la aceptación de la misma a la Comisión que sería la que regulara la aplicación del Tratado.

Lo sorprendente es que partidos políticos como el PP y otros también importantes apoyen este Tratado, apoyen esta nueva cesión de la soberanía nacional. Aunque no todos los partidos lo apoyan, IU, Podemos y otros se oponen frontalmente.

Todavía podemos parar el Tratado, para su aprobación tiene que pasar previamente por el Parlamente Europeo, el único trámite democrático del proceso. Tenemos que promover un amplio movimiento en contra explicando con rigor las consecuencias a la población. Este movimiento ya está en marcha y cada día tiene más apoyos en España y en toda Europa, podemos lograr que el Parlamento Europeo lo rechace.