Hace unos días la Sala de lo penal de Getafe ha absuelto a los 8 trabajadores de Airbus imputados por haber participado hace unos años en un piquete de una huelga. El fiscal pedía 8 años de cárcel para cada uno de ellos que al final redujo a 4 años, una pena desorbitada. El juez ha absuelto a los acusados porque ha considerado que la acusación no está basada en hechos constatados.

Este juicio ha motivado varias manifestaciones multitudinarias en apoyo a los sindicalistas acusados.

En la imputación no se tiene presente que la huelga es un medio de presión de los trabajadores cuando hay una situación conflictiva sin diálogo constructivo y los piquetes, actuando sin violencia, son consustanciales a las huelgas.

Los acusados han logrado la absolución gracias a los abogados laboralistas de CCOO y a la presión social manifestada en la calle.

Esta sentencia ha sido un gran alivio porque en los últimos años se ha agudizado sensiblemente la represión del movimiento obrero y la participación en las huelgas, hay más de 300 sindicalistas encausados por este motivo, algunos ya están condenados. Se está criminalizando la participación en las huelgas a pesar de que es un derecho reconocido en el artículo 28.2 de nuestra Constitución. En los juicios la acusación suele recurrir al artículo 315.3 del Código Penal que permite condenar a los piquetes de una huelga a 4 años de cárcel. Este artículo es fruto de las últimas modificaciones del Código.

Además de la presión del Gobierno se ha extendido entre un sector de la población una falta de confianza en los sindicatos a los que consideran poco eficaces y, dirigidos por unas cúpulas en las que no hay una participación real de las bases. No entraremos aquí a analizar las posibles deficiencias y limitaciones de los sindicatos pero quizás son más valiosos de lo que algunos creen cuando el Gobierno les ha lanzado varios ataques. La última reforma de la legislación laboral que limita sensiblemente la capacidad de actuación de los sindicatos.

Los sindicatos surgieron en España a finales del siglo XIX para defender a los trabajadores de las duras condiciones laborales impuestas por el capitalismo, pésimas condiciones de trabajo, jornadas agotadoras de 12 o más horas y sueldos de miseria.

No hay que olvidar que los sindicatos fueron los que aglutinaron y dirigieron el movimiento obrero, los que después de muchas luchas, de muchas muertes y muchos hombres y también mujeres encarcelados, consiguieron erradicar el trabajo de los niños y las mujeres en las minas, los que lograron la jornada laboral de 8 horas, los que presionaron para implantar un sistema de pensiones de jubilación y muchas más conquistas hasta nuestros días. La lucha no ha terminado, en los últimos años se han endurecido las condiciones de trabajo.