Felipe López Aranguren ha hablado en la Asociación de Vecinos “Valle Inclán” sobre su padre: José Luis López Aranguren, influyente intelectual, del siglo XX que puso sus dotes intelectuales al servicio de todos y que en su amplio itinerario se ocupó de la religión, la filosofía, y sobre todo de la ética, materia de la que fue catedrático en la Universidad Complutense de Madrid.

Unas breves pinceladas de su biografía pueden ayudar a comprender a la persona y a su obra, que el mismo Aranguren resumió en esta frase: “ayudar a construir o reconstruir la conciencia moral de la sociedad”.

Nació en Ávila en 1909, a los cuatro años perdió a su madre y este hecho le repercutió en cierta soledad que se tradujo en un talante “tímido y distante”. Tuvo una formación jesuítica, con una religiosidad en sus comienzos intimista y privada, transformándola pasados unos años en una conciencia crítica que hace que “no se pierda nunca de vista a sí mismo”. Cuando estudiaba filosofía y letras contactó con García Morente, Ortega y Gasset y Zubiri.

La Guerra Civil reforzó su ensimismamiento y fervor existencial, con una intensa vida espiritual e intelectual (Kierkegaard, Santa Teresa, San Juan de la Cruz).

Se abrió a la vida pública a través de las tertulias de D’Ors del que fue un ferviente admirador. Influido por este filósofo publica Catolicismo y Protestantismo como formas de existencia en 1944, eran los círculos literarios e intelectuales de su tiempo. En España había entonces mucha práctica religiosa y poca reflexión y él hace el primer intento sistemático por entender el protestantismo con argumentación y libertad. Es una obra maestra de la filosofía de la religión.

Él mismo se considera heterodoxo, representando progresivamente un cristianismo culto y abierto, en particular batalla contra la ignorancia e intolerancia de la iglesia española. Trata de conciliar lo mejor de la tradición protestante a la que contempla como una fe desnuda y una interioridad apasionada como la de Kierkegaard, con la forma de ser distendida y que cree en la eficacia de las mediaciones de la fe católica. Siempre hacia una religión profundamente humanista. Muy crítico con el papel de la jerarquía a la que veía autoritaria, dogmática y alejada de los problemas de la sociedad que le llevó a denunciar el nacional catolicismo.

En el período de la posguerra se distancia del franquismo y obtiene la cátedra de Etica en 1955. Su tesis doctoral fue “El protestantismo y la moral” y participa en las conversaciones católicas internacionales de San Sebastián. Más tarde en las de Gredos con intercambio de ideas y experiencia de carácter elitista, buscando una fe lúcida e informada puesto que nunca quiso la fe del carbonero.

En 1965 es sancionado y alejado de la universidad al participar en una marcha de protesta por la falta de libertad de asociación, junto a Tierno Galván, y García Calvo. Se traslada a California, donde trabaja de profesor en la universidad de Berkeley, y se abre a otros campos del conocimiento como la sociología. A su regreso a España intensifica su dedicación a temas éticos y socio políticos.

De Aranguren se ha dicho que tenía sensibilidad religiosa y talante ético y que fundamentalmente era un hombre bondadoso, maestro ético y espiritual. Él quería que lo intelectual fuera colectivo y grupal. La ética se desarrolló en España gracias al maestro Aranguren.
Inconformista, en su trayectoria mantuvo un compromiso público junto a su independencia. En 1989 fue premio Nacional de Ensayo y en 1995 el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.

A Dios lo mantuvo como misterio último y contempló la solidaridad derivada de la fraternidad cristiana. No consideró a la “otra vida” como algo obvio y ante las preguntas del filósofo Muguerza sobre su creencia en la posible existencia lo dejó en puntos suspensivos, aunque con anterioridad dijo “la otra vida es esperanza, esperar que exista Dios”.

Toda su vida fue una permanente llamada a los intelectuales para modificar la actual sociedad cada vez más técnica y científica hacia otra más humana que incluya una reflexión ética, poética y religiosa.