Majas y manolas

En menos de 80 años, es la tercera vez que nos la cuelan, desde el punto de vista económico claro. Al acabar la guerra de los dos bandos, la autarquía se acomodó en España, nadie nos hacía caso, al plan Marshall, ni se le vio ni se le escuchó, los barcos llenos de trigo, no llegaron y el pueblo las pasó canutas, pero como nos habían enseñado las Majas y Manolas, del siglo XIX, allá en la Pradera de san Isidro, que había que cantar lo que se aprendieron en Cádiz, el famoso: ¡Viva las caenas!, pues nos amolamos y…, a cantar.

Cuando todo parecía que iba viento en popa porque nos dejaron entrar en la CEE/UE, nos enteramos de que, para tal pretensión debíamos desintegrar nuestro estado de aguante y cargarnos el INI, y otras empresas nacionalizadas más (Iberia, Telefónica,…), que, allí donde vamos, existe la libre competencia y se eliminan los monopolios. Todo, porque al ser europeos las cosas en común iban a funcionar de miedo. Con el tiempo nos dimos cuenta de que esa unión era de mercados, mercaderes y mercadeo y como todo lo relacionado con el parné, se asusta antes de que estornude el vecino. A eso se le llama miedo, canguis, espantá y otros etc. etc. etc.

Nos habían vendido un caramelo amargo y lo teníamos que chupar hasta el final. Sí, lo que nos dieron para la mejora de nuestras infraestructuras parciales y totales, para el equilibrio interterritorial, fue a cambio de que ellos, los diestros, que los demás éramos los subalternos de la corrida goyesca, pudieran introducir en nuestro mercado toda su industria, porque necesitaba expansionarse. Italia había crecido y tenía sus marcas y sus mercados, necesitaban otros países del sur más baratos que la bota europea (La Costa azul e Italia eran muy caros), de esa forma, ellos se nutrían con nuestras pequeñeces económicas y con la nueva reestructuración europea, pasábamos a ser Estados para uso y servicio, como ellos el sol y la gastronomía no lo tienen bien encauzado, los diestros, nos utilizaban para sus fines -faltos de principios- y de paso nos vendían los productos fruto de su desarrollo industrial, nosotros quedábamos como receptores, unas veces de sus productos y otras de su turismo, no desarrollábamos más que en espacios destinados al turismo y, por tanto, estropeando las costas, las nuestras, claro, que en el ecologismo también hay clases.

Recordemos que, previamente habían desmantelado nuestro modelo económico y no habían previsto un modelo social tan garantista como el suyo, de tal modo, forma y razón que, por arte de birlibirloque, dejábamos de ser nosotros, para ser algo relacionado con los mercados financieros y sin una afianzada cobertura social, porque la gestión de lo social en común, a la CEE/UE, le importa un rábano, solo entiende de números mercantiles no humanos. Tanto es así que, cuando las empresas privadas, encargadas de ofrecer y desarrollar productos financieros, se vieron estranguladas, el diestro maestro ejecutor y propagandista de las normas, prefirió mirar hacia otro lado en cuanto al tema social de España y pervertir su equidad social en base a dar lustre fuerza y vigor a sus mercados y finanzas. Muchas personas murieron por tamaño dislate, tanto es así que no pocos hablan del terrorismo multinacional de la UE/CEE, que, sin una sola bomba, aterrorizó a todo ser vivo de países subalternos, incluyendo sus libertades. Las batas de cola salieron a bendecir la mano del diestro que nos permitía servir arrodillados a los fines de la sacrosanta CEE/UE, en su hegemónica parcela económico-financiera. Como está mandado. Nuevamente las cariátides de majas y manolas, siguieron entonando el: ¡Viva las caenas!

Y todo ese canto, ¿por qué? Pues muy sencillo, los lustrosos economistas aducen con sentido solidario a la moneda que: nadie nos pidió que entráramos en la UE/CEE. Eso es muy discutible, si no hubieran querido que entráramos, no nos hubieran abierto sus puertas, pero, como he dicho, servíamos a sus fines de expansión comercial. Nadie quiso recordar las recomendaciones de los sabios tras el acuerdo del Club de Roma, en 1972.

Pero siguen explicándonos sus mentes sensatas del tanto por ciento que, cuando nuestras entidades financieras estaban ahogándose, podríamos haber pedido un préstamo a intereses más altos y a financieras alejadas de nosotros. Claro, es lo lógico, formas parte de club, donde tienes crédito financiero a bajo costo y te vas como Argentina o Brasil, a los mercados más duros. Un razonamiento de verdadera profundidad intelectual, viniendo de unos expertos en un área social, porque no debemos olvidar que la economía sigue siendo una ciencia social. Bien, pues incumpliendo las más elementales normas cívico-sociales, nos estrujan para pagar como ellos quieren, que es desmantelando la estructura laboral de un país. Y quien dice eso, en algún caso ha formado parte de las estructuras de un gobierno llamado progresista de este país.

No pasa nada, parece que vamos saliendo, las cunetas siguen llenas de seres que se han quedado perdidos, olvidados, lesionados, muertos… Hay que seguir adelante, pese a la injusticia que nos han vuelto a hacer.

Comenzamos a ver la luz y nos vamos olvidando del terrorismo de los hombres de negro y sus adláteres nacionales, que no pocos dicen que es la revancha por haber votado tras el 11M, a un gobierno que promovió la equidad y la memoria histórica de una manera irracional. Es entonces cuando aparece a traición y nos golpea por la espalda una suculenta pandemia. Tercer palo.

Nadie sabe qué hacer, porque nadie sabe nada del virus que nos azota. Se toman medidas coherentes, que no coercitivas, es la única forma que tiene de actuar la salud pública, y es entonces cuando, como un rayo desnortado, aparece la altivez y la necesidad de ser libres de muchas cacerolas, aún sin pensar en las nocivas consecuencias a terceros de esa supuesta libertad: La cacerola masificada, nos llevará, nuevamente, a las camas.

Ya, por ese mismo arte de birlibirloque, desaparece la tonadilla decimonónica de ¡Viva las caenas! El bálsamo de Fierabrás, al fin ha surtido efecto, esperemos que dure. Pero no…

Hoy la gente se va a enfrentar a esa libertad negativa, que tan poco le gusta al sistema económico-financiero europeo, porque ellos, los que mueven el dinero saben que la pasta tiene miedo a la libertad, por tanto hay que usar la libertad positiva, que decía el psicólogo estadounidense Erich Fromm, buscar el freno y los elementos coercitivos a esa libertad considerada inmadura, esa que está por reclamar un Estado social optimo a la par que un Estado económico correcto.

Mucho me temo que no, volverán los hombres de negro, esos que nos impondrán nuevas medidas económico-financieras y seguiremos, los que seguimos pagando los impuestos, siendo víctimas de la atrocidad e injusticia financiera de los diestros.

Los subalternos, no solo no tendremos derecho al pataleo, ahora ha cambiado la cosa, ahora además de cornudos apaleados, deberemos defender la libertad positiva y coercitiva, salgamos con las ollas a presión y olvidemos las caenas.

Es interesante este tipo de madura libertad, la que está controlada por el sistema financiero, solo tiene una consideración por mi parte, puede que sea, como Fromm indica, la puerta a un nuevo nazismo.

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