Las activistas colombianas, Maritze Trigos y Claudia Pai, estuvieron en la asociación Valle-Inclán, para comunicar la situación en la que se encuentra Colombia y en concreto las Comunidades Indígenas, después de haberse firmado el reciente Acuerdo de Paz.

La visita se produjo en el contexto del Programa de Acogida Temporal a Personas Defensoras de Derechos Humanos, que propicia el Ayuntamiento de Madrid.

Madrid Protege es una iniciativa pionera en nuestra región que, en la práctica, consiste en acoger, de manera temporal, a personas que en sus países son perseguidas o se encuentran amenazadas por denunciar violaciones de derechos humanos. El programa, que también persigue “promover la participación y la conciencia crítica de la ciudadanía” forma parte del Plan Estratégico de Derechos Humanos del Ayuntamiento de Madrid, liderado por la Fundación Mundubat, que en su primera edición busca dar soporte en nuestro país a activistas procedentes de Colombia que desde el primer momento ha contado con el apoyo de la FRAVM (Federación Regional de Asociaciones vecinales de Madrid) y la Red de ONGD de Madrid.

Acudió al acto Quique Villalobos, presidente de la FRAVM, y Katherine Muñoz, de Alianza por la Solidaridad, que intervino para presentar brevemente el Programa y Santi Gimeno de la Red de ONGD, que dieron paso a las experiencias de las activistas colombianas participantes.

En su intervención, Maritze Trigos, religiosa dominica que reside en Colombia y perteneciente a la Asociación de Familias Víctimas de Trujillo-Valle (AFAVIT), explicó que esta entidad “nació por la masacre acontecida entre 1986 y 1994 que dejó 342 víctimas. El Estado colombiano fue condenado y este pidió perdón por los crímenes cometidos; sin embargo, siguieron las violaciones a los derechos humanos: AFAVIT y sus acompañantes en la búsqueda de la justicia, verdad y no repetición están siempre amenazados. Se contabilizan más de 100 asesinatos después del período de la masacre”, según recoge el informe de Mundubat.

Claudia Pai, Consejera de Mujer y de Familia de la Unidad Indígena del Pueblo Awá (UNIPA), una etnia que ha sufrido cuatro asesinatos y desplazamientos masivos desde agosto del año pasado, cuando llegó al Gobierno el actual presidente, Iván Duque, narró que desde entonces 64 autoridades, líderes y lideresas, y ella misma, han sido amenazadas por diferentes grupos armados. En su intervención, vitalmente, fue desgranando la vida y los valores que eran habituales en el Pueblo Awá, de igualdad de derechos entre hombres y mujeres, de su trabajo y relación con la Madre Tierra, de su cultura y valores, que están dispuestas a defender, aún a costa de la propia vida. La Tierra es su vida. Impactaba ver el dominio de su lengua y del castellano, su formación política y compromiso social con sus pueblos, su vitalidad y coraje.

También estuvo presente la Asociación de solidaridad con Colombia Katío, organización española cuyo cometido es preparar a personas, en definitiva voluntarios, que quieran realizar un Acompañamiento Internacional permaneciendo dos o tres meses en las comunidades campesinas que fueron desplazadas de sus territorios como consecuencia del conflicto armado en Colombia y que decidieron retornar a sus tierras, a los lugares de dónde fueron desplazados, volviendo de nuevo a su forma de vida y a sus costumbres como comunidades ancestrales.

Estas comunidades siguen estando vigiladas, y en muchos casos de nuevo perseguidas, especialmente sus líderes o lideresas comunitarios, por lo que el acompañamiento de “internacionales”, supone un escudo humano que les protege. Desde la firma de los acuerdos de Paz, las PBI (Brigadas Internacionales de Paz) ya no pueden justificar su acompañamiento, pero si otras organizaciones internacionales, que actúan como testigos y protegen al mismo tiempo la vida de dichas comunidades campesinas.

Finalmente afirmaron que compartir es una riqueza, abre horizontes,supone un intercambio del que todos salen beneficiados, motivados a seguir intentando una vida más justa y feliz para todos, para los de allí y para los de aquí.
Al terminar los presentes hicieron una cadena, conducida por las lideresas, coreando el lema de “Resistir, Persistir y nunca Desistir”.

Así que el colectivo “Construyendo Barrios 2030”,que ha propiciado este encuentro en su objetivo de Desarrollo Global, hizo evidente que la diversidad compartida es una riqueza, una fuente de vida, facilitando el disfrute de derechos sin ningún tipo de discriminación.

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