Con la llegada del verano, acudió puntualmente a la cita la Fiesta de la Asociación Valle-Inclán, este año convocada con mayor énfasis, dado que era la primera ocasión de encuentro festivo, en los locales después de dos años de pandemia.

En primer término y decorado con arte, se ofreció el rastrillo, que como ya es costumbre, facilita a unos vecinos aportar ropa y muy diversos objetos y a otros adquirirlos y a la vez contribuir al mantenimiento de la Asociación, en estos meses de escasos ingresos.

La fiesta fue conducida por Seju Monzón que hizo tener al público de la sala una sonrisa permanente, cuando no, risas francas y estado de expectativa.

La ausencia, por motivos personales, del presidente de la Asociación, fue subsanada por su portavoz Gloria Cavanna, que dio la bienvenida y agradeció la colaboración continua de socios, socias, amistades y vecindad, en el “caminar” de la Asociación, y que con posterioridad fue refrendado con la guitarra por un socio cantautor que nos deleitó con “Caminante no hay camino…” de Joan Manuel Serrat. Un invitado espontáneo secundó esa actuación con otra de su propia creación.

El coro de la Asociación interpretó varias canciones populares de Andalucía y Cantabria y un precioso canon “Dona nobis pacem”, a tres voces que recibió muchos aplausos. Finalmente se representó la obra de teatro “Época de cambio o cambio de época”, por el grupo de teatro de la Asociación, con el COVID, como protagonista y un futuro un tanto utópico, ante el que se podía adoptar posibles posturas constructivas.

Un cálido “vino ilustrado” lleno de saludos, de los que se había carecido durante tanto tiempo, puso el broche a la fiesta.

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