Ana Encinas es Médica de Atención Primaria Portavoz de la Plataforma de Centros de Salud Representante de Juntas x la Pública

Todas las personas que trabajamos para la salud de la ciudadanía, estamos sosteniendo el sufrimiento y dolor de muchos pacientes durante mucho tiempo.

Me viene la imagen de los atlantes y las cariátides de algunos edificios, sujetando columnas o techos, en nuestro caso el equivalente de la carga es el dolor de todos.

Son muchas las profesiones involucradas, voy a centrarme en los trabajadores de Atención Primaria de Madrid, mi ámbito de trabajo y quiero incluir aquí todas las categorías existentes.

Es muy triste que lleguemos a normalizar condiciones de trabajo inaceptables, con una sobrecarga que imposibilita la atención adecuada. Hay carencia de plantilla en todos los niveles y ninguna intención de solucionarla.

La unidad administrativa es insuficiente, con aumento de sus tareas. Su saturación provoca la dificultad del acceso y las vergonzosas colas en las calles. Ellos deben decidir el tiempo de demora de la consulta solicitada, cuando no tienen concedida ni la categoría de personal sanitario. Son ellos y los celadores (si existe esa figura en el centro) los que reciben en mayor grado la agresividad de los pacientes.

Los compañeros de enfermería dedican la mayoría de su tiempo a pruebas diagnosticas (test de antígeno y PCR) y vacunación de gripe y Covid, haciendo encaje de bolillos para la atención domiciliaria y en consulta, con poco tiempo para el control de procesos crónicos (diabetes, hipertensión…) cuya descompensación puede conducir a complicaciones.

En la medicina tenemos agendas interminables(de 50 a 100 pacientes al día). Después de dos años hemos llegado a la 6ª ola con ausencias del 30% de los profesionales, cuyos pacientes deben ser atendidos por el resto de compañeros. Ademas de estas ausencias temporales (por baja, vacaciones…) las plazas que quedan vacantes de forma definitiva, por jubilación o traslado a otra comunidad, no son cubiertas. Esto quiere decir que más de 400.000 madrileños no tienen médico asignado,sin ellos saberlo. Es una situación ilegal que impide la longitudinalidad (atención por el mismo profesional siempre) y sobrecarga al resto.

En estos momentos, el 70-80% de nuestra actividad es labor burocrática, haciendo bajas y altas de procesos que no precisan valoración médica, impidiéndonos atender a pacientes que necesitan ser evaluados por nosotros. La falta de atención y de seguimiento a los pacientes, por la falta de tiempo y la imposibilidad de acceso, conlleva a aumento de complicaciones en los procesos crónicos y demora en la detección de muchas enfermedades. Seamos conscientes del precio que estamos pagando.

La nefasta gestión de la Consejería de Sanidad y las acusaciones falsas e inadmisibles de la presidenta Díaz Ayuso hacia nosotros, los trabajadores de Atención Primaria, es algo inaudito. Nos estamos dejando la piel, sobrepasando nuestro horario y están intentando responsabilizarnos de lo que compete a su responsabilidad (presupuestar adecuadamente para tener las plantillas necesarias). Los presupuestos actuales son un 6% menores al gasto real de 2019, año pre pandémico.

A estas rastreras acusaciones le ha sucedido un doloroso y sicario silencio por parte de nuestros superiores. La Gerencia y sus 7 direcciones asistenciales han sido incapaces de defendernos y en estos 22 meses no se han molestado en explicar nuestro trabajo a los madrileños.

La ciudadanía, aquellos a los que se destina nuestro cuidado, tiene dificultad para contactar con nosotros, se ve obligada a hacer vergonzosas colas para entrar al centro, debe esperar demoras de mucho tiempo para que llamemos por teléfono o para acudir presencialmente y cuenta con muy poco tiempo en la atención. Todo esto conduce a un legítimo enfado en la población. Lo peligroso de la actual situación es que algunas personas están dirigiendo su enfado hacia nosotros, señalándonos como culpables de su inadecuada atención.

En este momento es urgente que el ciudadano sepa discernir sobre quienes son los auténticos responsables, quienes no están ofreciendo contratos dignos y produciendo la huída de profesionales, quienes están despidiendo a personas con contrato Covid (en plena 6ª ola), quienes mantienen cerrados los Servicios de Urgencia de Atención Primaria (ya son 22 meses, sin ninguna justificación), quienes no contratan suplentes.

Trabajadores y pacientes somos víctimas del deterioro deliberado de la Atención Primaria por parte de la Consejería de Sanidad de la CM, cuyo objetivo es que los madrileños contraten una póliza privada (ya lo han conseguido en el 39% de los que aquí viven). El derecho de todos lo están convirtiendo en el negocio de algunos.

Al maltrato de nuestra institución estamos, desgraciadamente, acostumbrados. Al maltrato de la ciudadanía no vamos a poder acostumbrarnos, es muy doloroso e injusto para nosotros. Si no somos capaces de apoyarnos y entender que estamos en el mismo barco, iremos sucumbiendo los trabajadores y el sistema caerá como un castillo de naipes.

No somos héroes ni heroínas, ni queremos serlo. Somos de carne y hueso y estamos llegando a nuestro límite, física y emocionalmente. No necesitamos aplausos (aunque conmovía el sentido de unión), necesitamos respeto. No requerimos premios (entregados por los que permiten nuestro naufragio), exigimos condiciones para poder trabajar con dignidad.

La unión de los trabajadores y la ciudadanía es la única posibilidad de salvar el sistema sanitario público. Pongamos atención en lo que está en juego y seamos capaces de unirnos!

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