“Lágrimas Negras” es un proyecto original, ideado por Alejandra Corral, abogada y artista, en el que participan 2.600 mujeres, de todas las edades, religiones y países (Filipinas, Australia, Israel, España), de 33 nacionalidades diferentes. Todas luchando juntas contra la esclavitud sexual.

Están tejiendo un tapiz de grandes dimensiones, formado por cuadrados de 15X15, bordados por cada una de las mujeres participantes, en tonos azules y blancos, con diseño libre que cada mujer ha realizado artísticamente.

El resultado se va a exponer durante un año, en ciudades de todo el mundo, para finalmente subastarse y dedicar el dinero que se obtenga a la Fundación “Solidaridad Amaranta”, creada por las Religiosas Adoratrices que lucha contra la trata.

Esta Fundación busca conocer y analizar la realidad social de las mujeres en situación de exclusión y en concreto la trata de mujeres y el fenómeno de la prostitución, impulsando “el empoderamiento de las mujeres”, con un enfoque de género, intercultural co-rresponsable.

La trata de mujeres es una forma de violencia considerada por Naciones Unidas como un modo contemporáneo de esclavitud que afecta a cientos de miles de personas. Es el segundo negocio más lucrativo del mundo. En Esta violación extrema de los Derechos Humanos más básicos supone en España unos ingresos estimados en cinco millones de euros diarios.

El arte tiene “que volver a promover cambios sociales”, dice la impulsora del Proyecto, que considera al Arte como “vehículo de comunicación y un medio para narrar historias”.

En el caso de la Asociación de Vecinos Valle-Inclán, se propició el conocimiento y participación en el Proyecto de Lágrimas Negras, mediante un acto de presentación que tuvo lugar en el Café del Sur, en el Barrio de Prosperidad, que convocó a numerosas vecinas.

La sensibilidad social y la destreza de las mujeres con la aguja y el hilo han hecho el resto, haciendo entrega en el tiempo previsto de preciosos bordados geométricos, curvos o laberínticos todos de una gran variedad y belleza.

Al hacer la entrega, algunas mujeres manifestaron que el diseño de su bordado pretendía representar cosas muy concretas de la vida real de las mujeres. En este sentido es posible que de cada bordado realizado se pudiera narrar una historia.