Se ha celebrado en la Asociación Valle-Inclán un concurso de torrijas entre los vecinos que acuden habitualmente a los desayunos interculturales.

Los presentes, dirimieron entre diferentes modalidades. Hay que tener en cuenta que las torrijas clásicas están hechas de pan, leche, azúcar y huevos, y que los innovadores añaden otros ingredientes. En esta ocasión entre la variedad que se ofrecía, se inclinó la balanza hacia las que contenían un toque de wisky.

Se dio así continuidad a la madrileña tradición de comer torrijas en tiempos de Semana Santa. Este postre surgió en la Edad Media y está ya documentado en el siglo XV. En Cuaresma los cristianos ayunaban, el pan se ponía duro y se acumulaba. Para aprovecharlo lo bañaban en leche, huevo y finalmente en almíbar, a modo de conservante.

Hoy día, aunque las torrijas se elaboran durante todo el año, el consumo se concentra en ésta época.

Este año, en Madrid, se ha organizado una ruta dedicada a éste dulce, en la que han participado 26 establecimientos, dónde de modo artesanal han ofrecido una inmensa variedad de torrijas con los más imaginativos ingredientes. En época de crisis, como estamos, ha sido una ocasión para impulsar y apoyar al gremio pastelero que ha perdido en Madrid numerosos establecimientos y puestos de trabajo.