La Biblioteca Nacional tenía una deuda con las mujeres de la que se ha querido librar con un homenaje a las primeras mujeres escritoras en lengua castellana que abarca desde el siglo XV al XVII.
Como recordó la directora de la Biblioteca Nacional, Gloria Pérez-Salmerón en la inauguración, Felipe V fundador de la Biblioteca en 1711, prohibió que entraran las mujeres y hasta 1837 comenzaron a poder ir “de visita” los sábados. Las mujeres tuvieron que refugiarse en los conventos y más tarde en los salones para poder escribir, sobre todo literatura religiosa.

En la sala de Las Musas del museo de la Biblioteca Nacional, se pueden contemplar numerosos escritos de mujeres de los siglos XVI y XVII, pioneras en la literatura de su época tanto en prosa como en verso o teatro.

En aquel período de tiempo, los conventos jugaron un importante papel. Se estaba pasando del manuscrito al libro impreso y del latín al romance. Es gracias a la imprenta que nos han llegado todas estas obras hasta nuestros días.

En un primer bloque titulado: “Sentimientos y Belleza” se encuentran textos en prosa de Teresa de Jesús, de Sor Ana de Jesús, que difundió la obra de San Juan de la Cruz y acabó sus días en Bélgica y de sor Ana de San Bartolomé. Destaca la poesía de sor María de la Antigua: “Desengaño de religiosos y de obras que tratan de virtud” y en teatro, sor Marcela de San Felipe.

Las damas concurrían a concursos y escribían libros colectivos, algunas dedicaban sus obras a personajes de la corte reivindicando el derecho de la mujer a ser educada.

También hacían traducciones como las de Isabel Rebeca. Con las citas de Platón: “La belleza es esplendor de la verdad” y “La belleza artística no consiste en representar una cosa bella, sino la bella representación de una cosa” se cierra ese primer apartado.

En el segundo, bajo el lema: “Comunicación y Conocimiento” “Siente el pensamiento, piensa el sentimiento” de Unamuno y “Sabio es el que constantemente se maravilla” de Gide, se agrupan escritos de Olivia Sabuco que, en el campo de la ciencia,  descubre un elemento del cuerpo humano, el jugo cerebral al que dio el nombre de “quilo” y Luisa de Carvajal que sin querer tomar hábito se hace misionera y se reconoce su labor en distintos países.

Cristobalina Fernández Alarcón que escribió un soneto a San Ignacio de Loyola y Mariana de Vargas y Valderrama “A don Diego Hurtado de Mendoza” y “Soneto a la muerte de Felipe III” de Silvia Montesser.

Cuando algunas escritoras alcanzaban la fama, a veces sufrían usurpación del nombre, como le ocurrió a Luisa Sigla o a Ana Caro como dramaturga.

Por último, en un tercer bloque titulado “Fábulas y Fantasia” encontramos a María Zayas y a Sor Juana Inés de la Cruz, que tenía en su celda aparatos científicos y libros de literatura y a la que persiguió la Inquisición exigiéndole que se retractara de sus ideas y renunciara a sus posesiones.

Con la sentencia de Goya: “La fantasía aislada de la razón solo produce monstruos imposibles, unida a ella, en cambio, es la madre del arte y fuente de los deseos” se cierra este breve recorrido a través de estas escritoras impulsoras tanto del arte literario, como de la emancipación de la mujer.

Con motivo del día internacional de la mujer, la Asociación Valle-Inclán visitó la exposición, que estará abierta hasta el 21 de Abril en el Museo de la Biblioteca Nacional, Paseo de Recoletos nº 20.

NOTA:
La Biblioteca Nacional de España, como viene siendo habitual todos los años desde el 2005, organiza su Jornada de Puertas Abiertas el próximo 27 de abril para conmemorar el Día del Libro. Es una de las actividades más emblemáticas, pero no la única: una mesa redonda sobre poesía, un ciclo de cine con películas basadas en obras literarias de William Shakespeare y Miguel de Cervantes, una exposición de libros en miniatura y La noche de los libros son algunas de los actos organizados.

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