La sociedad actual genera cada vez más residuos que en gran medida acaban en el vertedero.

El gran reto es el de reciclar, Mercé Girona de la Fundación para la prevención de residuos y consumo responsable (FPRC) destaca que "el objetivo debe ser llegar a una economía circular, en la que el residuo se convierte en materia prima para crear otro producto, ya sea reciclado, compostado o reutilizado".

No siempre ha habido tantos residuos. Hubo un tiempo, que recordarán los más mayores, en el que los aparatos se diseñaban para toda la vida, pero eso se acabó hace tiempo. Ahora se diseñan con unos años determinados de duración o con componentes que no se pueden reemplazar. Cuando se estropea el aparato y ante la imposibilidad de repararlo, no queda más remedio que reemplazarlo por uno nuevo.

También está lo que los expertos llaman "la obsolescencia percibida", es cuando el diseño de un objeto pasa de moda y algo en nuestro interior nos lleva a comprar otro con un aspecto más moderno. Esta forma de actuar es nueva y propia de los siglos XX y XXI. Antes no existía por lo que la naturaleza y la humanidad se ahorraban muchos residuos.

Un consumidor consciente debe saber

– Que no se debe comprar ningún producto que no se pueda reparar, reciclar o compostar.

– Que estos productos suelen ser más caros que los reciclables.

– Acostumbrarnos a considerar los residuos como recursos.

– Producir el menor número de residuos posible porque su eliminación es cara, complicada, e insana.

– Gran parte de los residuos terminan en el océano.

– Terminar con el círculo vicioso de consumir, gastar, tirar, intoxicar.