Madrid tiene estas sorpresas. Esta mañana, sin siquiera imaginarlo, he visitado una bonita exposición de pintura en el Centro Valle-Inclán de la Asociación de Vecinos de Prosperidad.
Seguramente nadie va a creerme, pero es cierto. Lo entiendo, yo tampoco lo creo, pero es real. Ahí, puesto en su cintura, lo veo todas las tardes, excepto domingos y fiestas de guardar, cuando vengo a su casa a dar clase a su hija. De física, naturalmente.