Mi amiga Rosa, me llamó el otro día, quería que nos viéramos antes de terminar el año, habíamos quedado hace poco tiempo, pero le di plantón, bueno me retrasé, pero como ella, por aquello de las cervicales, nada mucho, pues no pudo esperarme y entró a la calle (suena a medida de gobierno regional; el dejar la calle para entrar en la calle, pero esto tiene lógica, de la calle de caminar pasa a la calle de nadar).

Dije que sí, obviamente, y le volví a pedir perdón. Hablamos de ir de churros, pero ella que es muy mirada para eso de ir, porque dice que tiene muy mala pata (además de las cervicales), lo dice porque dos veces, dos, a lo largo de su vida en pediatría se enfrentó con el VIH y no quiere más virus, que pasó muchos meses tomando retrovirales, hasta el punto de que, cuando iba al hospital, tenía que fichar dos veces de lo delgada que se quedó. Bueno, a lo que iba, me dice, que le ha tomado miedo a eso de los churros por el tema de Sanginés, el que soltaba euracos a la casa real desde México, le digo que no iremos a San Ginés, pero me dice que nones y al final, me dice que me invita a comer churros congelados en su casa, que está a la orilla del rio Manzanares, y que como tiene cerrada la terraza, podemos comerlos allí, separados convenientemente, con alguna ventana abierta y bien forrados de ropa, para que pase el virus pero no se quede, y luego, como ella es culta, se encargaría de buscar un museo para disfrutar.

Acepto la invitación y a la hora me llama:

-Ya tengo el plan, ¡mira, toma nota!

-Miro y tomo nota, Rosa.

-A primera hora, a eso de las nueve de la mañana, te vienes a casa, freímos los churros y nos tomamos el té, luego…

-¿Y no tienes café?

-No puedo tomar café, porque el café me quita el sueño, solo puedo tomar té.

-¡Pues tómame!

-¡Que no voy por ahí, cochino!

-Pero yo soy cafetero. ¿Y si yo compro los churros y el café?

-No, compro café yo. No te preocupes.

-Descafeinado, por favor.

-Tomar descafeinado y decir que tomas café es como casarte por poderes y decir que la noche de bodas ha sido chanchi piruli.

-Ya, pero soy de descafeinado.

-Y yo del Atleti y me aguanto. ¡Vale, descafeinado! ¿Los churros no los querrás desengrasados y sin harina?

-No, Rosa, los tomo calientes, nada más. Y dime, ¿Cuál es el plan que tenías pensado ?

– Sí, he conseguido entradas para el próximo miércoles, para que veamos el palacio de los duques de Liria y a mitad de precio. Una oferta que nos hacen a los sanitarios, ¿qué te parece?

-Pues que ya era hora que a la nobleza se le viera un detalle.

-Tenemos hora a las once. Me dicen que a las doce estamos fuera y había pensado en ir a ver la iluminación de Madrid, hasta la hora de comer, ¿qué te parece?

-¿Por la mañana la iluminación?

-¡Anda, claro!, estamos confinados, y además por la noche no aguanto el ver tanto Led encendido cuando hay tanta hambre encendida, me saca de quicio y me enciende el ánimo, aunque dicen que este año, en el puente…

-¿En el de la Almudena?

-No, en el de Juan Bravo, en el barrio de Salamanca, van a poner una hermosa banderita lumínica, que dicen, debe ser para que se le atragante al virus y desista de su acción corrosiva en navidades. Por eso se han gastado un poco más que el año pasado, como si estuviéramos nadando en la abundancia.

-¿Pretendes decir que ese dinero de adornos y luces podía tener otro fin más social?

-La cultura debe impregnar toda dimensión de las políticas sociales públicas, ¿no lo sabías?. A cada cesta social, junto con su papel higiénico, su kilo de arroz, su botellita de vino de Madrid y sus sardinas en aceite, le pones una Led y todos contentos.

-Pudiera ser, mejor tres Led, dos rojas, con perdón, y una amarilla.

-Pues es buena idea, lo voy a guasapear y si sé como se hace, pido que firmen la propuesta junto con la necesidad de que la biblioteca de la Pardo Bazán, no se desperdigue, que ya bastante se perdió cuando la “esposa del jefe”, mandó quemar las cartas que le escribió Galdós. Pura historia del cotilleo literario.

-De paso guasapea que, cuando pongan banderitas de plástico clavadas en la tierra a modo de sembrado, que procuren hacerlo con banderas de tela, contamina menos y debe de ser igual de patriótico, si no más.

-Y pensar que hace nada de tiempo, cuando el 1808, no teníamos claro ni el himno de nuestra nación ni la bandera, y ahora, una vez que dejó de ser del dominio público y pasó a ser de uso político, te la meten como regalo promocional hasta en las sopinstan.

-Rosa, dicen que es el símbolo de una “raza brava”, como el himno.

-¡Venga ya!, los españoles raza y bravura…, ¿desde cuándo? Cuando nos conquistaron los Visigodos, aquí nadie dijo ni mú, cuando los Romanos, ídem del lienzo y cuando Tariq y Muza, pues salvo una batalla, la de Guadalete, taratiq que te vi. ¡Qué raza y qué defensa! ¿La de la Armada Invencible? Y si nos ponemos a hablar de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, pues un desastre como el de Annual, en la que solo mueren soldados españoles de pocos posibles. Raza. Lo que ocurre es que durante los siglos XIX y XX, los nacionalismos se disfrazaron de lo eterno y creían que contaban con la ayuda de Dios, y la gente, poco a poco se lo ha ido tragando.

-¡Cáspita!, estás muy puesta en razas, como se nota que te gusta la antropología.

-No, lo que me gusta es que no se genere discordia y se nos coloquen blasones inexistentes. Hay que leer historia para no confundirse, que hay muchos que nos quieren equivocar y otros que nacieron equivocados.

-Me gustaría hablar un día, largo y tendido de todo esto, pero con tranquilidad.

-Te advierto que yo no sé mucho, solo empleo la lógica, leo y no me dejo embaucar por lo que otros me intentan contar sin bases serias .

-¿Bueno, pues entonces, en qué día dices que cae ese miércoles?

-¡Ay, se me ha ido de la pantalla de la tablet! Te llamo dentro de un rato y te lo digo.

Además, mira tú en qué día cae el próximo miércoles, ¡so zángano!

-¡Vele!

-¡Adiós, descafeinado!

-¡ Adiós, Rosa!, ¡flor de té!

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