La vieja se tira en el sillón. Con el dedo gordo del pie aprieta el botón de la lámpara y se pone un calcetín rojo; el otro lleva días buscándolo. Se adormece con el motor de la lavadora. Al colgar la ropa desde su segundo piso, la prenda desaparecida dibuja …
Cuando Gregorio Samsa, llegó era noche cerrada. No pudo entrar en su casa porque su hermana atrancaba la cancela pasadas las once de la noche, y bien sabía que con la transformación que había experimentado, llegaba tarde a todos los sitios.