El lunes 3 de junio tuvo lugar la presentación del libro Cooperativismo y Vivienda obrera en España, gracias al trabajo llevado a cabo por la Fundación Francisco Largo Caballero coordinado por Sebastián Reyna Fernández, en el Casinillo, nombre con el que se conoce popularmente, a la sede de la asociación de vecinos de la colonia obrera de Ciudad Jardín. El lugar estuvo muy bien elegido, dado que en gran medida este libro ha podido realizarse gracias a dicha Asociación, muchos de los socios descendientes directos de los primeros cooperativistas, que han sabido ver el gran valor histórico de los documentos que se han ido encontrando a lo largo de los años.

Haciendo un poco de repaso histórico, podemos decir que el edificio se conserva milagrosamente, se construyó como escuela laica para los niños de la cooperativa en la planta que da a la calle Alhelíes, y como casinillo de los cooperativistas en la planta que da a la calle Celindas. Nada más acabar la guerra el edificio fue incautado por los golpistas y convertido en escuela de niños. A finales de los años 60 años quedo abandonado, y sufrió una enorme degradación con conatos de fuego incluidos. La asociación de vecinos muy activa desde los últimos años del franquismo, peleó por la conservación del edificio y a finales de los 70, lograron hacerse con él después de mucho pelear. Gracias a esto pudieron rescatar la numerosa documentación que había sobre los orígenes del edificio, documentación sobre los maestros, alumnos, el trabajo llevado a cabo en las aulas…

La presentación de un libro siempre es interesante, pero en este caso hay que añadir la emoción de la memoria viva, que nos transmitieron Leonor Arduña y María Jesús López Fraguas, nos hablaron del interés histórico del archivo que la asociación ha sabido conservar y cuidar, y lo ha hecho de forma entrañable, sus palabras estaban cargadas de los recuerdos vividos, buenos y no tan buenos, leyeron fragmentos de los antiguos alumnos, trajeron a la vida de nuevo a D, Bernabé y a Doña Gertrudis, por momentos podíamos sentirlos en la escuela con sus alumnos, muchos de los asistentes terminamos emocionados.

Tenemos que dar las gracias a la asociación de vecinos de la Colonia Obrera, por su incansable labor de rescate, cuidado y conservación de este periodo de nuestra historia tristemente corto en el tiempo, pero profundamente rico y extenso en cuanto a vivencias e innovaciones.

Dejar una respuesta