Debo confesar que ante ciertos rostros no nuevos, ante ciertas viejas mentiras, ciertas figuras en busca de respetabilidad, ciertas indulgencias, ciertas complicidades, la tentación de odiar nace en mí, y hasta con alguna violencia; pero yo no soy un fascista, creo en la razón y en la discusión como supremos instrumentos de progreso, y por ello antepongo la justicia al odio.
PRIMO LEVI

Para mi sorpresa y alegría, el domingo 22 de abril, el diario El País publicó en la sección de cartas al director una nota de 200 palabras -que es el máximo publicable en dicha sección- sobre el ruido aniquilante, ello además con una celeridad inaudita, ya que había sido enviada unos pocos días antes.

Aquí va el enlace para quien quiera leerla:
elpais.com/elpais/2018/04/21/opinion

No voy a repetirme sobre lo que en breve ahí explico, es más voy a explayarme y argumentar lo más posible, pues creo que la pronta publicación de la carta se debe a que existe una gran sensibilización ciudadana contra el ruido monstruoso que nos invade.

Madrid, después de Tokio, parece ser la ciudad más ruidosa del mundo. Pongámosle remedio a tamaña desmesura, pero antes analicemos las circunstancias.

Principalmente, distingo tres factores desencadenantes de esta plaga.

  1. – La falta de educación y sensibilidad hacia nuestros convecinos, hacia nuestros conciudadanos, en suma la falta de conciencia ciudadana, donde todos y todas somos iguales en derechos y deberes; estos son los principios más básicos de la construcción del estado democrático a partir de las revoluciones burguesas del siglo XIX. Estos principios básicos de convivencia se aprenden en la primerísima infancia, -guarderías, escuelas infantiles, primaria…- y sin duda en la familia.
  2. – La falta de leyes y/o normativas contra el ruido, o en su defecto, una aplicación laxa de las mismas.
  3. – Predicar con el ejemplo o cómo dar ejemplo de convivencia ciudadana respetuosa. Es imperioso aplicar normas de evitación de ruido en la vida urbana cotidiana. Desde los autobuses urbanos -existen buses que no hacen ruido- tanto de transporte de personas como de transporte de residuos (éstos especialmente que además despliegan sus “sinfonías” por la noche y de madrugada), pasando por la directa prohibición de vehículos no sólo contaminantes en humos si no también en decibelios, además de las famosas terrazas, los bares y restaurantes y ¡cómo no! las normas de convivencia en vecindad de las viviendas en régimen de propiedad horizontal o individuales.

En un Estado de Derecho, que me parece es el nuestro, solamente se regula la convivencia pacífica con Educación, pero también con Normas y Leyes; el incumplimiento de estas normas o leyes debería acarrear sanciones muy potentes.

Y a riesgo de repetirme voy a incidir un poco en esto de la Educación, con mayúsculas.

El volumen vocal de la ciudadanía, cuantificable en decibelios, tanto en espacios públicos –caminando por la calle – como domésticos – es un efecto inmediato de la des-educación ciudadana que nos invade. Hablar “a voces” es irrumpir en la intimidad del “otro”, es invadir el sacrosanto espacio privado; esta asignatura está más que suspendida en todo el territorio español y se va a necesitar mucha escuela infantil y por tanto alguna que otra generación para aprobarla, aunque sea con nota rasa.

Esta falta de respeto hacia “el otro” también se manifiesta en la conducción ciudadana donde los cláxones se utilizan sin ton ni son -a pesar de la prohibición expresa del código de circulación- y a menudo como mamporros hacia los pobres y sufridores viandantes.

Profundizando en la falta de democracia tenemos el comportamiento ciudadano en las viviendas privadas: quitarse los zapatos y caminar sin hacer ruido, no chillar, ni gritar ni hablar a voces, no exceder el volumen de los aparatos de difusión sonora (TV, reproductores de voz y sonido, etc…)…y así sucesivamente, por lo que supone una intromisión en la intimidad del “otro”, intolerable en democracia.

Todo esto debe ser un principio de convivencia básico, aprendido y respetado.

POSIBLES REGULACIONES

Una de las principales causas de problemas de convivencia a causa del ruido está siendo la incontrolada, por no decir “fuera de la ley”, alquiler de viviendas turísticas. Este enlace habla de estas regulaciones:

www.eldiario.es/economia/Airbnb-Bruselas-iniciativas-minimizar-actividad

A modo de ejemplo:

Madrid ha limitado a 90 días al año el alquiler vacacional de una vivienda; Palma de Mallorca directamente lo ha prohibido, Barcelona…por ahí anda. Según el artículo de El diario.es, arriba citado, París ha limitado la posibilidad de alquilar a través de AirBnB a 120 días anuales y se ha establecido un registro obligatorio, por cierto impugnado por dicha plataforma;  Ámsterdam estableció  la limitación de 60 días como plazo máximo que se pueda alquilar una vivienda particular y todos los propietarios deben estar registrados; Berlín probablemente ha ejercido la mayor oposición, y llegó a prohibir otorgar nuevos permisos para el alojamiento turístico, una decisión avalada por los tribunales. Según sus cálculos, las distintas normas de control que han ido aprobando han logrado «devolver» al alquiler residencial 8.000 viviendas.

Ésta es la punta del iceberg de un descontrol ciudadano acerca del ruido, pues aunque en algunas comunidades de propietarios y/o inquilinos –tanto da- está expresamente prohibido hacer fiestas y jolgorios, no existe todavía una normativa básica de respeto a la convivencia, donde de manera clara se regule el derecho al descanso y a la intimidad de los habitantes de la Comunidad en cuestión, pues es un Derecho.

EN POSITIVO

Sin embargo, nuestras leyes no son tan malas, al final he reseñado algunas normativas de ámbito estatal y municipal: sólo hay que cumplirlas.

En Europa, la Ciudadanía aprende esto en la primera escuela….y ya no lo olvidan.

Somos millones conviviendo, no nos queda más remedio que aprender Tolerancia, Respeto, y Convivencia silenciosa que permita Vivir, Trabajar, Pensar y Soñar.

Para ello, además de cumplir las Leyes hay que sancionar su incumplimiento y si es necesario habrá que adaptarlas a las nuevas circunstancias: para ello tenemos a nuestros representantes políticos, tanto en los Ayuntamientos como en los gobiernos autonómicos y naturalmente en central.

He aquí algunas normativas y contactos de interés:

www.abogadosruidos.com/blog/civil-normativa-ley-ruidos

www.madrid.org/bdccm/normativa/PDF/Ruidos y vibraciones/Compilacion/CPRUID.pdf
( actualizado en 2004)

www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2003-20976
(normativa de edificios contra el ruido)

juristas-ruidos.org/normativas

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