La larga crisis económica, quizás el lento agotamiento del sistema neoliberal, está originando una situación dramática, el paro, la paulatina reducción de los salarios, el desmantelamiento de los servicios sociales. La relación es interminable, lo hemos denunciado en reiteradas ocasiones.

Y ante esta situación la gente, la gente que se está empobreciendo, que ve que unos pocos se están enriqueciendo, que cada día saltan a la prensa y a los medios de comunicación nuevos escándalos de corrupción que arrastran a políticos y empresarios y se inician procesos judiciales interminables, de años, no puede tolerarlo.

Cuando se están pasando dificultades, cuando tus hijos ya mayores no logran encontrar trabajo, no se admite que algunos derrochen el dinero en lujos y frivolidades, que otros cobren sueldos disparatados, no se admite que las grandes fortunas y las multinacionales evadan el pago de los impuestos y oculten el dinero en paraísos fiscales.

Esta situación ha generado una pérdida de credibilidad en las instituciones porque no son democráticas ni transparentes, porque se miente sistemáticamente, porque demasiadas veces algunos de sus miembros están implicados en tramas de corrupción, porque son incapaces de resolver los grandes problemas de la población.

Sabemos que la composición del Congreso se no corresponde con los porcentajes de votos obtenidos por los partidos en las elecciones porque la ley electoral está amañada para favorecer el bipartidismo, sabemos que demasiadas instituciones derrochan el dinero mientras hacen más recortes presupuestarios.

Esta pérdida de credibilidad afecta en mayor o menor medida a todas las instituciones, desde la Corona a los Ayuntamientos.

Creo que este descrédito, esta desafección de los ciudadanos por las instituciones que nos representan y que regulan el país es muy grave, rompe la vertebración de la sociedad.

Tenemos que intentar recuperar la credibilidad de las instituciones pero esta tarea no es fácil, precisa hacer cambios profundos, renovar muchos equipos de dirección, impulsar un funcionamiento democrático y transparente con la participación ciudadana.

Exige cambios políticos de calado con el apoyo y la participación de amplios sectores de la sociedad, programas de actuación bien definidos y realistas, un profundo conocimiento técnico de la compleja estructura de las instituciones y una decidida voluntad de afrontar la situación.