EL DRAMA DEL PARO
Prospereando | 26/02/14 | editorial

Según todas las encuestas, la principal preocupación de los españoles es el paro, los datos que se publican son desalentadores, unos 6 millones, el 26 % de la población laboral está en paro, el 57 % de los jóvenes y el 35 % de los parados no percibe ningún subsidio.

En el año 2013 se han destruido 198.000 puestos de trabajo, se continúan destruyendo y se da la paradoja de que grandes empresas con beneficios, como Coca-Cola, están despidiendo a gente.

Lo peor es la frustración, la desesperanza que invade a los que están en paro, pierden la confianza en poder encontrar un nuevo empleo, en las condiciones que sean. Aumenta la población bajo el umbral de la pobreza, se denuncian problemas de desnutrición en los niños de las escuelas, se han incrementado los suicidios.

Muchos, especialmente los jóvenes, están optando por emigrar al extranjero, a Francia, a Alemania. España ha vuelto a ser país de emigrantes.

Pero el Gobierno y algunas organizaciones están empeñados en convencernos de que la situación está cambiando, que los datos macroeconómicos reflejan una inflexión positiva, que el PIB del 2014 será ligeramente positivo después de una serie de años recesivos, en el 2013 el PIB descendió un 1,2 %.

Incluso se afirma que en el presente año se crearán empleo y esta tendencia se acentuará tímidamente en los próximos años.

Desalienta que algunos discursos optimistas prevean que en el año 2018 o 2020 el paro ya habrá descendido al 20 %. Nos están diciendo que dentro de unos años, demasiados, con el crecimiento económico que se espera, el paro continuará siendo un problema muy grave.

A los que no sabemos economía nos asaltan muchas dudas, muchos interrogantes. Dudamos que pueda darse trabajo a toda la población laboral en una sociedad que gracias a los avances tecnológicos ha sido posible aumentar sensiblemente la productividad. La mecanización, la informática, permiten realizar las tareas con menos tiempo, con menos personal. Un supermercado, por ejemplo, puede tener mucho menos personal que el que sería necesario en una serie de pequeños comercios para tener la misma facturación. Nos preguntamos si sería preciso hacer una sensible reducción de la jornada laboral para poder dar trabajo a todos. Sé que ahora esta propuesta sería inaceptable. Estamos en una economía abierta a todos los mercados compitiendo con países que pagan salarios de hambre a los trabajadore.

Tenemos que tener presente que el paro es un drama para los trabajadores, para los científicos e ingenieros y para los peones, pero para las empresas es la oportunidad de tener un “ejército de reserva” dispuesto a aceptar un trabajo, el que sea, en las condiciones que sean. La situación actual, el paro, ha permitido hacer una disminución sensible de los salarios.

Quizás resolver el problema del paro no es una prioridad, especialmente para las grandes empresas volcadas a la exportación, poco afectadas por la disminución del consumo interior ocasionado por el paro. Y las grandes empresas tienen capacidad para presionar a los gobiernos.

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