Llama la atención la risa del Ministro de Hacienda, en el Parlamento Español durante el debate de los Presupuestos Generales del Estado.

Después de decir que son los Presupuestos más sociales de la Historia de la Democracia Española, ríe, ¿por qué ríe?. Quizá de la trampa evidente que acaba de hacer al referirse al gasto social en comparación con el total del gasto, dejando fuera los intereses de la deuda.

Una falsedad que no se traga nadie. El arco parlamentario en pleno, le ha rebatido. Uno tras otro, los portavoces de los diferentes partidos, exceptuando al PP, le han dicho que en realidad son los presupuestos más antisociales y maquillados que se hayan hecho nunca. El Gobierno se queda sólo en el Parlamento una vez más.

Parece que el Ministro desconoce la realidad, que no ve a los millones de parados, a los millones de jóvenes sin futuro, que no pueden lograr sus legítimas aspiraciones y su derecho a estudiar. A los millones de personas que han perdido sus casas y que tienen que rebuscar en los cubos de basura para poner algo de comer en sus mesas… ¿Todo eso… es lo que le produce risa?.

¿Ríe porque cree que ha colado una mentira? o es una insulsa risa de desinhibición?, o defensiva, o quizá es una risa inmotivada, o ¿es sólo una risa sardónica?.

En cualquier caso ni su cargo de servidor público, ni el lugar en el que está, el Parlamento, sede de la soberanía popular, ni el tema en cuestión: un presupuesto que no va a dejar a los españoles salir de este pozo en el que los han metido y la cada vez mayor pérdida de derechos sociales le autorizan a la risa.

Deje de reír señor Montoro y salga a la calle un poco más, conozca de cerca la opinión que tienen de usted, de su risa y de sus presupuestos los funcionarios, estudiantes, ciudadanos todos y todas en general, que no es precisamente la de sus fieles aduladores que le atribuyen méritos que no le corresponden. Ahí va a oír, aunque no quiera, la protesta e indignación ciudadana ante las consecuencias de las decisiones que usted toma y si después le queda algún resto de dignidad, dimita señor Montoro y apúntese al paro para comprobar como se vive con los presupuestos “más sociales de la historia de la democracia”.