Estamos viviendo un auge de las ideas de ultraderecha y del populismo, a un lado y otro del Atlántico.

En un lado Estados Unidos con las políticas de Trump, ahora con Bolsonaro en Brasil y en éste lado, la Italia de Salvini, Orban en Hungría y los Partidos Políticos como el de Le Pen, y Alternativa por Alemania, que aumentan sus porcentajes en los Parlamentos de Francia y de Alemania.

En España, acaba de aparecer Vox en el Parlamento Andaluz.

Esta emergencia, de un conservadurismo ultra está sostenida e impulsada por una línea internacional de un mismo ideario que choca frontalmente con muchos de los logros democráticos, que desde la segunda guerra mundial, se han ido constituyendo en Europa y en general en Occidente y que tras la caída del Muro de Berlín, se pensaba que se extenderían e implantarían en otros países.

Hay que recordar que se está celebrando este año el 70 aniversario de la declaración de los Derechos Humanos.

¿Qué causas están influyendo en la aparición con fuerza de este fenómeno?.

Los analistas mencionan varias, entre ellas: las políticas neoliberales aplicadas en estos últimos años durante la profunda crisis económica, social y política que se ha vivido rescatando empresas y bancos aumentando la riqueza de los sectores más ricos, y abandonando a grandes sectores de la población de clase media y a los más vulnerables.

Exacerbando los sentimientos identitarios, la reacción contra la inmigración, alentando posturas racistas, xenófobas, y de exclusión del diferente.

Han aumentado las desigualdades sociales, desapareciendo un elemento tan necesario como la cohesión social. El empleo precario, con muchas capas de población en paro,

Si a todo esto se añade la corrupción política y en ocasiones institucional, se ha favorecido la creación de un caldo de cultivo, con personas frustradas y dispuestas a creer en soluciones fáciles e inmediatas.

El papel que están jugando las Redes Sociales, en todo éste arduo panorama es inmenso. Se ha creado una línea de comunicación ultraderechista de carácter internacional, plagada de “Fake news”, noticias falsas,que con su reiteración terminan creando “nuevas verdades”, que nadie verifica como se ha podido ver en el Brexit y en las elecciones estadounidenses de 2016.

Otra modalidad de desinformación, es la manipulación del lenguaje. Muy recientemente el Secretario General del PP, Pablo Casado, para referirse a los niños que llegan a Ceuta desde Marruecos, decía primero niños, luego “MENAS” (Menores no acompañados) y finalmente “Inmigrantes precoces”.

Ante este panorama es preciso reaccionar, defendiendo los logros conseguidos en libertades, derechos civiles, sociales, reproductivos, defensa de minorías.

Hay que apoyar el buen periodismo, de información veraz y contrastada. Educar en el sentido crítico y aceptar que es preciso hacer un esfuerzo para en medio de este maremágnum informativo y de eclosión reaccionaria, distinguir la información veraz de la falsa.

Sean bienvenidas las propuestas que impliquen a amplios sectores plurales, de izquierda, que al modo de “ primavera europea” forjen redes de carácter internacional que contrarresten de modo eficaz al populismo conservador.

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