Comparativa de proyectos

Los ciudadanos queremos operaciónes viables y útiles para el
desarrollo de un nuevo modelo de ciudad, no se trata de batir más
records Guinness.

El Ayuntamiento, tras cuatro sesiones de Audiencia Pública con participación de todos los actores urbanos (partidos,
administraciones y empresas públicas, vecinos, promotores, propietarios de suelo, empresarios locales, universidad, colegios profesionales, etc.), ha presentado el 10 de mayo unas Bases para un Debate con
estrategias de ordenación para el desarrollo del norte de Madrid, alternativas a la operación Distrito Castellana Norte del BBVA.

Se trata de poner en marcha nuevas
estrategias de ciudad orientadas a buscar el equilibrio urbano, la reducción de la desigualdad, el aumento de la sostenibilidad y un desarrollo inmobiliario razonable que permita asentar un tejido diverso de actividad económica. Y se trata, además, de hacer viable una operación que no ha salido adelante durante 23 años por su gigantismo y desenfoque económico sesgado hacia la
multiplicación de plusvalías.

El martes 17 el J. Antonio Granero, arquitecto, ha publicado un artículo en El País sobre el “proyecto de reforma
de Chamartín”, en el que se muestra claramente partidario de las propuestas del BBVA y pone en cuestión la propuesta municipal por “renunciar a asuntos fundamentales en un proyecto de ciudad, como la propia Castellana, la renovación de infraestructuras obsoletas o la nueva línea de metro, cambiando además la imagen de las torres por un polígono industrial”.

Los asuntos fundamentales de la ciudad

Desgranemos lo que el artículo considera asuntos fundamentales en un proyecto de ciudad.

En cuanto a las infraestructuras obsoletas, a pesar de la opinión del articulista, la propuesta municipal se basa en facilitar la modernización del FFCC y la realización, a corto plazo, de una nueva estación (un “Hub” ferroviario), con un intercambiador multimodal de transporte urbano. Propuestas que durante 23 años la Operación Chamartín no ha sido capaz de poner en marcha. Además, se reforman los dos enlaces de carreteras (nudos Norte y Fuencarral) y se integran las instalaciones del Canal de YII en un parque lineal de Fuencarral, un eje verde que se prolonga por Mauricio Legendre hasta la Plaza de Castilla.

La nueva línea de metro al norte de la M30 no puede considerarse ser un asunto fundamental para la ciudad, aunque si para el BBVA que pretendía macizar el nudo norte de la M30 con más de 3 M m2 de oficinas y viviendas, algo que la nueva estrategia municipal propone sustituir por un Centro de Negocios en torno a la estación de Chamartín de 570.000 m2 y el “Desarrollo sostenible de Fuencarral”, con 3.600 viviendas, el mantenimiento del área industrial-terciaria existente en Malmea y 290.000 m2 de terciario y tecnológico en el entorno de la nueva estación ampliada de cercanías de Fuencarral. Suponemos que el Sr. Granero considera, como infraestructura obsoleta, la zona industrial de Malmea, ya que parece desasosegarle que en Malmea se cambie “la imagen de las torres por un polígono industrial” (existente, les recuerdo).

Descartados estos asuntos, por improcedentes, parece que lo que preocupa al articulista, y que se ha utilizado como “marca” de esta operación del BBVA, es “la prolongación de La Castellana sobre el Nudo Norte”. Pues “no podemos renunciar al eje estratégico de Madrid, emocional y funcional, que constituye una marca de identidad”.

La prolongación de La Castellana a través de Fuencarral, como “marca de identidad”.

En apoyo de esta propuesta, el artículo pone como ejemplos: la prolongación de los Campos Elíseos en Paris y la de la Diagonal hasta el mar en Barcelona. Una comparación desafortunada, porque no tiene en cuenta que Los Campos Elíseos es un eje urbano desde El Louvre hasta el Arco de L´Etoile, que continuaba linealmente por la N13, en donde se situó la operación de La Defense; no se abrió una prolongación, se aprovechó una vía radial existente. Y en Barcelona, la operación de renovación urbana de prolongación de la Diagonal desde Las Glorias hasta el mar, ya estaba prevista por Cerda en el Plan de 1.860.

El caso de La Castellana, es radicalmente distinto. En 1.860 el Plan Castro aprovechó el Paseo de la Fuente Castellana – una vaguada arbolada, sinuosa, tangencial al casco – como charnela entre el casco y el nuevo ensanche, concibiéndolo como un gran Paseo entre Atocha y el nuevo Hipódromo (ahora Nuevos Ministerios). Después, en 1929, Secundino Zuazo propuso el crecimiento de Madrid hacia el norte eliminando el hipódromo y dando continuación a la Castellana, proyecto que desarrollo el franquismo, con un eje que nada tenía que ver con La Castellana y que se nombró Avda. del Generalísimo, hasta la Plaza de Castilla, una plaza desangelada de la que sale oblicuamente la prolongación de la vía hasta el nudo norte.

Este cambio de dirección de la vía en Plaza de Castilla produce efectos paisajísticos tan lamentables como la vista de las torres KIO ladeadas, o la falta de continuidad con el símbolo florentino de las cuatro torres. Y a partir del nudo norte la carretera se desvía al este (por la M30), para buscar la A1. Por lo tanto La Castellana se acaba en el nudo norte. Más allá…, hay una zona industrial y el antiguo pueblo de Fuencarral, con sus ensanches.

Es decir, el eje “emocional” se acaba en la antigua Castellana. A partir de Nuevos Ministerios, se trata de un eje terciario (AZCA, Cuzco o las Cuatro Torres), que ha desequilibrado la ciudad socialmente, funcionalmente y en términos de movilidad, y que, además, no tiene continuidad hacia el norte. La única razón de continuarlo con la propuesta del BBVA sería crear un Distrito de oficinas “prime” y viviendas de lujo, bajo la marca comercial “Castellana Norte”, que agravaría considerablemente el desequilibrio funcional, ambiental y social. Una propuesta en contra de la sostenibilidad y la eficiencia de la ciudad, en contra de los madrileños.

La necesidad de grandes proyectos

Nos recuerda J. A. Granero que las grandes ciudades comparten la necesidad de grandes proyectos, pero le deben parecer insuficientes los dos Grandes Proyectos de la propuesta municipal, más viables, con gestión independiente para desarrollo inmediato de las actuaciones más urgentes: una nueva Estación de Chamartín con un Centro de negocios y el Desarrollo Sostenible de Fuencarral. Son grandes proyectos que están en línea con un nuevo modelo de desarrollo más sostenible para la ciudad (social, económica y ambiental). El proyecto de BBVA es un exceso se mire por donde se mire: 3M m2 edificables (equivalentes a 50 torres como las 4 torres), la torre más alta de Europa de 70 plantas (50% más que las cuatro torres), una losa de hormigón de 20 has cubriendo el FFCC) ¿alguien da más?, y que pretenden que se acepte como parque (¡pulpo como animal domestico!).

Los ciudadanos queremos operaciones viables y útiles para el desarrollo de un nuevo modelo de ciudad, no se trata de batir mas records Guinness, nos basta con el descalabro de la M30 de Ruiz Gallardón.

¡Fuencarral es Fuencarral!

¿Tanto cuesta reconocer un área urbana con cierto equilibrio y con posibilidades de desarrollo? Fuencarral tiene barrios de vivienda de distinto tipo desde el casco antiguo del pueblo a los barrios de vivienda social y los nuevos barrios, como tres Olivos, y tiene varias zonas de industria y oficinas (Herrera Oria, Malmea o Valverde). Tiene terrenos baldíos por los que pasa el Canal, muy adecuados para un parque lineal de norte a sur, para rematar barrios con nueva vivienda y actividad económica, y para satisfacer déficits existentes de equipamientos. No necesita macizarse con oficinas y viviendas de lujo que congestionarían todo el norte y machacarían los barrios del entorno.

Publicado en nuevatribuna.es