Los musulmanes
Prospereando | 27/11/15 | editorial

La barbarie del llamado Estado Islámico (ISIS, según las siglas en inglés) difundiendo imágenes de la ejecución, del degüello de grupos de prisioneros, la destrucción de monumentos milenarios, los monumentos de las primeras culturas de la humanidad y especialmente, los últimos atentados en París, en Malí, en Egipto, en Túnez, en otras localidades ocasionando muchas muertes y muchos heridos, han estremecido al mundo occidental y a los países musulmanes que también sufren agresiones violentas.

Se ha generado un clima de inseguridad, nadie sabe cuándo ni en qué lugar se producirá un nuevo atentado, puede ser en Madrid o en Roma, en el metro o en un espectáculo multitudinario.

No comprendemos la aparición del Estado Islámico ni la fanática y singular interpretación del islam imponiendo el riguroso cumplimiento de la sharía a toda la población.

Todavía comprendemos menos a los numerosos jóvenes, hombres y mujeres de España y de otros países europeos, generalmente surgidos de barrios marginales donde han vivido la exclusión social, que marchan a Siria para incorporarse a la guerra con el llamado estado Islámico o forman grupos para efectuar atentados en cualquier ciudad.

Nos falta un profundo análisis de la situación, del estado Islámico y de los grupos yihadistas que están surgiendo, saber cuáles son las motivaciones, que les mueve para emprender una trayectoria tan dura que puede terminar con la muerte, saber que objetivos tienen.

Este estudio es imprescindible para luchar contra el movimiento islamista radical y hay que tener muy claro que para atajarlo no bastan la policía ni los bombardeos en los que mueren todos, unos y otros, hay que ir a las causas, a la raíz.

La grave y peligrosa situación en que estamos viviendo afecta a sectores muy amplios de la población, uno de ellos, generalmente olvidado, son los propios musulmanes, especialmente los que residen en Europa. Tenemos la tendencia de tenerles cierta desconfianza al no saber en qué posición se encuentran. Olvidamos que lo único que desean es tener un trabajo que les permita vivir con dignidad y tener una relación cordial con todos.

Ellos perciben dolorosamente este recelo que les hace encerrarse más en su mundo.