El pasado 17 de mayo se presentó el libro “Memorias Democráticas” en la Asociación Vecinal Valle Inclán de Prosperidad, en un agradable ambiente de interés y camaradería.

Se trata de un libro colectivo, coordinado por Miguel Urbán y Jacinto Lara que intenta abordar desde diferentes perspectivas la memoria democrática (de ahí su nombre en plural) como forma de luchar contra la amnesia y la impunidad de los crímenes del franquismo que se instauró tras la muerte de Franco y se ha mantenido hasta la actualidad.

La periodista Ritama Muñoz-Rojas presentó el acto en el que intervinieron Jacinto Lara, abogado de la querella argentina y expresidente de la Asociación pro Derechos Humanos y Rosa García Alcón, presidenta de La Comuna, asociación de presos y represaliados por la dictadura franquista, querellante por torturas contra varios policías, entre ellos Antonio González Pacheco, “Billy el Niño”.

Jacinto Lara explicó lo que se entiende por justicia universal y las bases del Derecho internacional sobre Derechos Humanos como garantía de una justicia transicional que no se ha producido en España. Comentó la situación de paralización de varias leyes que permitirán combatir esa impunidad mantenida en el tiempo, tales como la Ley de Bebés Robados, la Ley de Secretos Oficiales y, particularmente, el Proyecto de Ley de Memoria Democrática, que tal y como está redactado, no ofrece ninguna garantía del acceso de las víctimas a la tutela judicial efectiva, a la investigación y judicialización de los crímenes cometidos durante la guerra, la posguerra, la dictadura y la transición.

Rosa García comentó las políticas públicas sobre memoria histórica que se habían llevado a cabo, haciendo hincapié en que el relato de memoria histórica que forjó el franquismo no ha tenido apenas contraposición a nivel estatal ya que las víctimas del franquismo siguen sin ser reconocidas como tales y, los crímenes que sufrieron, siguen sin ser juzgados. Explicó los distintos decretos y leyes que se fueron aprobando a partir de 1976 para reparar tardíamente solo algunas de las graves discriminaciones que habían sufridos los mutilados, viudas y huérfanos de la guerra que no pertenecieran al bando golpista y que se vieron privados de derechos como recibir pensiones y ayudas. Lo que ha distinguido las políticas públicas sobre memoria histórica es precisamente su ausencia.

Se comentó el papel de la Ley de Amnistía, aprobada en octubre de 1977, como ley de punto final y como impedimento para juzgar las graves violaciones de derechos humanos cometidas. Aunque la amnistía de los presos políticos fue una larga lucha de la izquierda, en esta ley se incluyeron dos apartados por los cuales se amnistiaba a quienes hubieran cometido esas violaciones, de tal forma que a partir de esa fecha se impuso el silencio y la amnesia como forma de reforzar la continuidad del franquismo en forma de monarquía constitucional.

A pesar de que pudiera parecer una situación pesimista, sin embargo, quienes están activos en el memorialismo desde hace décadas tienen claro que se ha conseguido mucho y que, aunque queda también mucho por conseguir, sin reclamación no hay avances. La lucha contra la impunidad del franquismo es una tarea que atañe a toda la sociedad demócrata pues fue toda la sociedad quien se vio afectada por una larga y dura dictadura y por el silencio impuesto.

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