La pregunta es desconcertante porque la crisis nos ha aportado más paro, más pobreza, desahucios, más suicidios, el desmantelamiento de las prestaciones sociales. La lista es interminable y la tenemos muy presente. Ha generado un clima de angustia colectiva que es imposible evadir. Pero creemos que se están produciendo cambios sociológicos muy importantes, algunos positivos que quisieramos señalar.

Se está despertando un movimiento de solidaridad en los barrios, en las AMPAS de los colegios e institutos con los parados, con los que están atravesando dificultades económicas, con los desahuciados de las viviendas. Han surgidos muchos centros de recogida de comida para los necesitados.

Este movimiento era impensable hace pocos años cuando vivíamos en una sociedad tremendamente individualista, desinteresada de todo que solamente se motivaba por el dinero.

La necesidad nos ha obligado a tener una conducta más austera con un consumo responsable, solo comprando lo necesario. Ya hay menos compras compulsivas atesorando cosas por el placer de poseerlas aunque no mejoren nuestra vida.

Ojalá se mantenga esta conducta si un día salimos de la crisis.

Pero hay más, está surgiendo un gran movimiento de indignación, de rebeldía ante las medidas que se están tomando. Amplios sectores no se limitan a protestar por los recortes que les afectan directamente, piden un cambio profundo de la sociedad, rechazan el modelo económico que nos ha llevado a esta situación y exigen una sociedad más justa, más solidaria, más democrática, sin escándalos financieros, sin negocios especulativas fraudulentos que están enriqueciendo a unos pocos.

Hace poco tiempo estábamos en una sociedad que no participaba en nada, desinteresada de cualquier problema colectivo. Lo único que movilizaba era el fútbol.

Ojalá recuperemos una sociedad solidaria, con un estilo de vida sin consumos desmesurados y motivada por los asuntos colectivos.