Mrs. Blanquet manejaba muy bien a las muchachas como Katty. Aceptaban cualquier habitación de alquiler en sus caminos de huida. Llegaban enmudecidas por la violencia de sus familias, amantes o abusos infantiles. Mujeres jóvenes de voces susurrantes que apenas levantaban los ojos del suelo en un continuo disculparse. Katty abrió …