El pasado 6 de diciembre, como todos los años que hemos podido hacerlo, nos reunimos unos cuantos colaboradores de Prospereando, para celebrar su nacimiento hace 11 años.

En la foto, en primera línea están de derecha a izquierda: Juan, Carmen y Gloria, detrás Carlos de pie junto a Marigel, María, Maribel y el que redacta esta nota por decisión inapelable de Maribel y Carmen.

Su creador, desde la gestión, fue Javier, un antiguo colaborador de la Aso, un animador y gestor socio-cultural que la FRAVM, nos cedió para activar con nuevas tecnologías a Valle Inclán, por unos meses.

Prospereando, era algo que creíamos necesario para comunicar, informar y dar opinión a los socios y asociaciones, sobre aquellas cosas que la prensa cotidiana, prensa nacional, no alcanza a mostrarnos. Madrid no tiene prensa local, por ese motivo nos es muy difícil, a los que nos agobiamos en la capital, el conocer cuales son los logros de los vecinos y las zancadillas que nos ponen nuestros políticos y visitantes, las consignas de los más votados y sus apéndices, así como las protestas intrascendentes de las oposiciones.

Sin embargo, de nuestros dirigentes políticos se habla a nivel nacional, pero no de sus actos como gestores de lo público en Madrid, solo de sus expresiones mediáticas. Ya sabemos que la prensa no está para informarnos, es un negocio más que vive de los anuncios y le importa tres pimientos morrones la verdad de lo que se está cociendo en cada barrio o pueblo de esta Comunidad.

Cuesta enterarse cuando el alcalde ordena hacer magia y un día, a finales de octubre, la hormiga obrera, esa hormiga metálica que los vecinos colocaron allí y que es considerada por ellos y otros muchos, como un símbolo de la zona, en forma de escultura, que vivía tranquila visionando Madrid desde el Cerro del Tío Pío. Pero la magia ha hecho que emigrara, no sabemos si ha encontrado un hormiguero que la ha acogido o simplemente se ha enganchado a una patera y se ha ido escandalizada por la inacción en la participación ciudadana.

Tampoco nos explican los medios ni los políticos, un jueves, también a principios de otoño en pleno distrito de Barajas, ese Bosque Urbano con cientos de árboles, que los vecinos del asociacionismo barrial, desde hace doce años sembraron, regaron, podaron y mimaron y que, ¡zas! Un toque mágico hace que, de buenas a primeras, el área de miedo ambiente, perdón, he querido decir Medio ambiente, lo desmantela, confisca azadas, mangueras y otras pertenencias de los vecinos que cuidaban del bosque, porque ha visto innecesario mantenerlo y lo ha tachado como un espacio que no tiene aprobación oficial, a pesar de ser desde 2010, un pequeño pulmón urbano que sirve para limpiar, en parte, de polución esa zona, por tanto, mejora la salud pública de los habitantes, actúa a favor del sostenimiento medioambiental, pero es una plantación de árboles ilegal, a pesar, repito, de los beneficios para la salud que implica una plantación con más de 1.500 árboles en la capital (¿Será que, como faltan cientos de árboles, se los querían llevar a la nueva e inacabada Plaza de España?). Apreciamos que el voluntariado vecinal, que es el artífice de este bosque, no interesa al consistorio.

También fueron voluntarios de Aravaca los que pintaron un muro. Sí, ahora nos viene el eco de otra noticia en Aravaca, dicen que la magia del regidor va a eliminar un mural pintado en recuerdo de Lucrecia Pérez, dicen que en recuerdo del primer acto de discriminación racial que hubo por estas latitudes, tiene que desaparecer por las obras que se van a iniciar en ese edificio. Sin propuestas para una nueva ubicación.

Mientras, las asociaciones vecinales de las zonas afectadas protestan por los dislates mágico-pueriles del consistorio, explico lo de pueriles: Hace pocos días nos llega la noticia de que en la capital no habrá espacio para levantar una biblioteca pública en homenaje a Almudena, pero tampoco para cambiar el nombre de alguna de las que están funcionando. Leo la noticia de que la biblioteca municipal de San Blas cierra sus puertas para una remodelación a fondo, busco el nombre de dicha biblioteca, solo encuentro su ubicación y que está en el Centro Cultural Antonio Machado, no tiene nombre. Hay otras bibliotecas a las que les ocurre lo mismo. ¡Vaya batacazo!

Eso me recuerda la última vez que la vi, estaba en el proscenio del teatro del  Círculo de Bellas Artes, había poca luz, Almudena, siempre activa, era la conductora de un acto de reivindicación cultural, al presentar, creo, a Miguel Ríos, e iniciar el mutis por el foro, había un bafle en el suelo, no lo vio y se pegó un batacazo de campeonato, se levantó como si nada hubiera ocurrido y nos explicó entre risas, que su cuerpo, señalando su complexión, estaba acostumbrado a los golpes y que era inmune a ellos, no le había pasado nada. Era cierto, al salir la vimos y no cojeaba ni le dolía nada. Eso le sigue ocurriendo, Almudena sabe aguantar los golpes aún después de su muerte. El tiempo le dará los honores que merece, nadie es profeta en Madrid, al menos que profetices lo que desea escuchar la gobernanza estática y ultramontana que domeña a los vecinos del foro con insensatos actos dirigidos a la línea de flotación del asociacionismo madrileño, que La Valle Inclán ya ha vivido hace años, es alucinante.

Algunos pensamos que dentro de poco tendremos que escribir un editorial en el que informemos que ha desaparecido mágicamente la guerra, esa que yace enterrada en una de nuestras plazas del barrio.

De todo lo dicho, podemos apreciar que se trata de acciones contra-vecinales diseñadas con talento y sin talante, con una razón y objetivo claro; anular el asociacionismo participativo de la capital. Ese que desde hace muchos años ha influido en el desarrollo y vertebración de la capital.

Por ese claro motivo Prospereando, está más vivo que nunca, porque las asociaciones debemos de colaborar y coordinar las protestas y necesidades de nuestros barrios y distritos, y que desde nuestros medios vecinales de comunicación y de información debemos aportar la luz a nuestras necesidades comunes. Por eso brindamos en la amigable reunión esa mañana.

Hablando de luces, la magia consistorial vuelve a crear cientos de metros de iluminación rojo y gualda en las calles de mucho distingo y prosapia, a las de menos alcurnia y abolengo no llega la iluminación, signo inequívoco de igualdad dañada, pero a las calles de la Cañada Real, por no llegar, no llega ni la electricidad, igual da, ¿verdad? Así es la fraternidad para muchos, para otros, se trata de los principios de injusticia distributiva, que rigen en este Madrid de iluminadas libertades y con hechuras de buenrollismo trasnochado.

Y seguimos brindado con café y ricos pasteles porque las voces vecinales sigan hablando alto, iluminando el futuro de los proyectos vecinales, generando iniciativas y luchando por propiciarlas y mantenerlas. Y los periódicos como, Prospereando, dándolas a conocer durante muchos años más.

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